Colombia tiene el privilegio de haber anotado el único gol olímpico entre los 2.379 que se han marcado en las 20 ediciones de la Copa del Mundo: el de Marcos Coll a la extinta Unión Soviética en Chile’62.
Y pese a que solo ha hecho 26 goles en sus cinco presencias mundialistas, un tanto colombiano también fue uno de los más bellos: el primero de James Rodríguez a Uruguay en los octavos de final del pasado Mundial de Brasil 2014.
Asimismo hay uno que es perenne para una generación de colombianos que aún se emociona: el de Freddy Rincón a Alemania en la edición de Italia’90.
Grito Olímpico
El gol olímpico de Marcos Coll fue el tercero de los «Cafeteros» en los mundiales y el segundo frente a los soviéticos, que a los 56 minutos ya ganaban por 4-1 el partido jugado el 3 de junio de 1962 en el estadio Carlos Dittborn de la ciudad chilena de Arica.
«El balón hizo un efecto tipo carambola de billar, picó en el borde de la raya y se le metió a ese monstruo llamado Lev Yashin», recordó años después el anotador.
Yashin, apodado ‘la Araña Negra’, era el mejor portero del mundo, aunque el tanto de Coll pareció hipnotizarlos a él y a sus diez compañeros porque luego Colombia metió dos más y empató 4-4.
Este resultado se volvió el más famoso en el fútbol de Colombia durante los siguientes 28 años, mientras Coll, que falleció el 6 de junio de 2017, ya se había hecho inmortal gracias a su gol olímpico.
Negro Bendito
El 19 de junio de 1990 en el estadio Giusseppe Meazza de Milán, Colombia perdía por 1-0 con Alemania, pero en el tiempo de reposición sobrevino una tocata de seis pases, el último con una precisión absoluta por parte de Carlos ‘el Pibe’ Valderrama para el espigado volante Freddy Rincón, que corrió rumbo a la gloria, encaró al portero Bodo Ilgner y le metió la pelota entre las piernas.
¡Gooooooolll!, gritó eufórica toda Colombia. Fue el octavo tanto de la selección «Cafetera» en los mundiales y el del empate 1-1 contra el equipo que, a la postre, sería campeón del mundo en Italia’90.
Joya de James
Años después, el 28 de junio de 2014, en el mítico Maracaná, repleto de colombianos ese día, James Rodríguez recibió un pase cruzado a media altura de Abel Aguilar, paró la pelota con el pecho, la miró y desde atrás de la media luna la mandó con la pierna zurda, rebelde y furiosa, a estremecer la red del arco uruguayo. ¡Golazo!
Iban 28 minutos del partido que Colombia le ganó por 2-0 a Uruguay en octavos de final, en un triunfo que le permitió jugar el mejor mundial de su historia.
Después, en la fase de cuartos, James le metió a Brasil el gol del descuento en la derrota por 2-1. Ese fue el sexto de su cuenta, que le dio el Botín de Oro como máximo anotador de la edición 2014, y el número «grito sagrado» 26 de Colombia en los mundiales.
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