Es la pregunta que surge ahora que la agotadora campaña electoral de 2018 finalmente ha terminado. Los votos han sido emitidos y contados. Los ganadores están celebrando; los perdedores buscan consuelo después de una larga, desagradable y amarga campaña.
Entonces, ¿A dónde vamos ahora?
¿Nos retiramos nuevamente a nuestras respectivas esquinas (demócratas, republicanos, liberales, conservadores, independientes, etc.) y seguimos actuando divididos y apáticos?
¿O buscamos un camino diferente, uno forjado en los conceptos estadounidenses de humildad ycompromiso?
Estamos hablando de verdadera humildad y compromiso, la capacidad para darnos cuenta de que todos somos estadounidenses, porque aquí vivimos y aquí queremos estar. No somos enemigos; somos parte del mismo país.
No esperamos que todos estemos en la misma sintonía. Solo queremos que las personas que nos representan comiencen a trabajar por nosotros una vez más.
Dejemos de abrazar ideologías divisivas y odiosas que separan a las personas, que tratan de deshumanizar a las personas por su religión, raza y color, y finalmente renovemos a Estados Unidos como una nación que da la bienvenida a todos.
¿Qué tal hacer reformas a nuestra inmigración sin destruirla?
Hemos hecho oír nuestras voces. Ahora tenemos que asegurarnos de que los que elegimos escuchen y ayuden a llegar a la meta.