El huracán María aceleró el proceso migratorio desde Puerto Rico a Estados Unidos, tendencia iniciada con la crisis en 2006 que supera el éxodo de los cincuenta del siglo XX con consecuencias demográficas y económicas.
«La emigración puertorriqueña a Estados Unidos se va a acelerar y agravar por tiempo indefinido», señaló hoy en entrevista con Efe Jorge Duany, profesor de Antropología en la Universidad Internacional de la Florida, el estado de EEUU adonde se dirige principalmente la «ola» de personas de la isla que dejan atrás la destrucción causada por el huracán.
María, un huracán cuya devastación quedará marcada en la memoria colectiva de los puertorriqueños, ha provocado una salida masiva de personas que buscan en Estados Unidos mejorar unas condiciones de vida gravemente deterioradas por un ciclón que destrozó las infraestructuras eléctricas y de telecomunicaciones.
La ola migratoria consecuencia del huracán agudiza una tendencia ya de por sí preocupante antes del paso del ciclón por la isla, desde donde en 2015 salieron desde Puerto Rico hacia EEUU un total de 89.000 personas para una población total que ronda los 3,4 millones.
«Esas cifras no se registraron ni a mediados del siglo XX con la primera gran salida de puertorriqueños destino a Estados Unidos», resaltó el profesor universitario, para quien lo que está pasando consecuencia de María no hace si no agrandar un problema que va camino de condicionar profundamente la economía de la isla.
Duany apuntó que según la información de que dispone solo en los primeros días que siguieron al paso de María por la isla, el pasado 20 de septiembre, cerca de 6.000 puertorriqueños abandonaron este Estado Libre Asociado para desembarcar en Florida, adonde en los últimos años se dirige la mayoría de los puertorriqueños que se instalan en EEUU.
Los puertorriqueños poseen ciudadanía estadounidense y aunque si viven en la isla no pueden votar por el presidente de Estados Unidos no necesitan ningún tipo de permiso para instalarse en EEUU continental al poseer pasaporte del país norteamericano, lo que facilita un éxodo poblacional sin precedentes.
José Luis Ramírez, un abogado de 38 años de San Juan, es uno de los miles de puertorriqueños que compró un billete para Miami «sin fecha de vuelta» asustado por las previsiones que apuntan que en algunas partes de la isla el servicio de luz no se recuperará hasta dentro de 9 meses, un horizonte desalentador que le hizo hacer las maletas.
«No sé cuándo volverá la actividad a mi despacho pero todo está completamente parado», asegura, apesadumbrado, tras indicar que en estas condiciones trabajar es poco menos que imposible y más complicado vivir en día a día, por lo que, de momento, permanecerá el Miami a la espera de que la situación mejore.
«A causa del huracán continuará el proceso de abandono de la isla, pero el descenso de población será mucho más rápido», según Duany, para quien si la situación se mantiene no es descabellado pensar que la población actual pueda reducirse en un 20 o 30 %.
La consecuencia más evidente es la demográfica, con una población que puede situarse por debajo de los 3 millones de habitantes, lo que, evidentemente, repercute de forma directa en la economía local.
«Al irse las personas el consumo se resiente como también lo hace la recaudación de impuestos», subrayó Duany.
Observó que además se va acrecentar el fenómeno de que vivan más puertorriqueños en EEUU que en la propia isla caribeña, ya que en 2016 ya vivían en el país norteamericano 5,4 millones de personas frente a los 3,4 que lo hacían en el Estado Libre Asociado.
En cuanto al destino de esta nueva «ola» de puertorriqueños a EEUU, dijo que ya no tiene, como durante el pasado siglo, como punto de llegada Nueva York y su área de influencia, sino el estado de Florida.
El profesor universitario destacó que, de hecho, se preparan ya para la llegada y que refuerzan sus servicios en escuelas y hospitales ante esta nueva peregrinación intensificada por una degradación de las condiciones de vida en la isla a causa del huracán.
El demógrafo Raúl Figueroa dijo a Efe que las proyecciones apuntaban que en el horizonte de 2020 la población de Puerto Rico descendería a 3,2 millones de personas, pero que el huracán María puede precipitar la salida de personas.
«Hay gente que no pensaba salir a corto plazo pero que ahora se ha visto obligada a hacerlo en busca de trabajo», señaló Figueroa, para quien otro colectivo que se ha visto abocado a salir es el de personas mayores que necesitan asistencia médica que en la isla es difícil de conseguir.
Figueroa apuntó que no es descabellado pensar que el huracán provoque un incremento de la emigración que sitúe a la población por debajo de los 3 millones de personas.