Con lágrimas en sus ojos y corazones agradecidos, dos padres de Brooklyn abrazaron a un grupo de oficiales del NYPD durante un emotivo reencuentro una semana después de que los policías montados acudieran al rescate de su hijo, salvándole la vida.
El padre, Vladimir Lempert, calificó a los policías de la unidad montada del NYPD en Brooklyn, que patrulla a caballo el distrito, como un «regalo de Dios» mientras llevaba a su familia para conocer a los héroes tanto de dos como de cuatro patas.
«¿Puedo abrazarte?» preguntó Lempert antes de aferrarse a los uniformes de los oficiales con ambas manos. «Gracias, gracias», repitió.
El emocionante reencuentro tuvo lugar casi una semana después del aterrador momento en que Lempert pensó que perdería a su hijo, Albert. Lempert llevaba a Albert a comprar material de arte en Borough Park el 1 de diciembre cuando el joven, que tiene necesidades especiales, saltó repentinamente del asiento trasero del automóvil mientras el vehículo estaba estacionado en la calle 40 y la avenida 13.
«Me detuve y las puertas del auto se desbloquearon automáticamente. En ese segundo, él simplemente saltó del auto; estaba tan sorprendido», dijo Lempert a nuestra publicación hermana, amNewYork Metro.
El padre luego persiguió a su hijo, corriendo tras él entre el tráfico mientras suplicaba a alguien que interviniera. Empujándose al máximo, Lempert dijo que casi logró atrapar a Albert, pero el niño lo esquivó.
«Me estaba ganando distancia y no sentía suficiente aire en mis pulmones para seguir corriendo», dijo Lempert. «En mi cabeza, era como si hubiera fallado en atrapar a mi hijo y no sabía qué le iba a pasar. En mi cabeza, pensaba que solo necesitaba ayuda y luego vinieron como ángeles».
Lempert dijo que los oficiales actuaron rápidamente, como sombras, ya que aparentemente aparecieron de la nada. Actuando rápidamente, el oficial de policía Thomas Schmeltzer y la detective Amy Suarez se colocaron frente a Albert, deteniéndolo y salvándolo del tráfico.
«Notamos a alguien persiguiendo a un niño. Una vez que nos dimos cuenta de la situación, acercamos nuestros caballos a un trote, que es más lento que un galope pero es bastante rápido», dijo Schmeltzer, «y pudimos básicamente colocarnos frente al niño y detenerlo de manera segura».
Para Lempert, en ese momento, ambos policías fueron milagros en cuatro patas, salvadores, dijo, enviados desde el cielo. Jadeando intensamente, Lempert agradeció a los oficiales, pero no pudo dejarlo simplemente allí. Una semana después, visitó los establos del NYPD llevando regalos para los rescatadores humanos y equinos.
«No necesitamos reconocimiento», dijo Suarez. «Solo estoy feliz de que pudimos ayudar a la familia y sacarles una sonrisa porque, ya sabes, las cosas siempre podrían ser peores».
Aunque los oficiales rechazaron elogios, sus compañeros equinos estuvieron encantados de recibir golosinas alimentadas a mano, traídas por Albert y su familia.
Los policías también tenían regalos para la familia Lempert: el oficial a cargo, Barry Gelbman, les presentó parches del NYPD y una moneda conmemorativa, diciéndoles que habían hecho amigos de por vida.
«Estoy tan feliz de que estuvieran allí en el momento adecuado, ya sabes», dijo Lempert. «No un minuto tarde, justo en ese segundo».
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