El presidente Joe Biden subrayó la necesidad de aprobar una reforma migratoria como la que él propugna, y que está estancada en el Congreso, para que Estados Unidos refuerce su economía y gane la «competición» global con países como China.
Biden se pronunció así durante una ceremonia de naturalización en la Casa Blanca en la que 21 inmigrantes se convirtieron en ciudadanos estadounidenses, entre ellos 3 latinoamericanos, procedentes de Colombia, El Salvador y Panamá.
«En la competición por el siglo XXI, necesitamos un sistema migratorio que refleje nuestros valores mientras hacemos cumplir nuestras leyes. Podemos hacer ambas cosas», dijo Biden.
El mandatario agregó que, ahora que Estados Unidos está saliendo de la pandemia, su Gobierno quiere «reconstruir» la economía para que sea «mejor» que antes. «Para hacer eso, necesitamos arreglar nuestro sistema migratorio», recalcó.
Recordó que, nada más llegar al poder, envió al Congreso un proyecto de reforma migratoria que prevé, entre otras cosas, un proceso de 8 años para que los cerca de 11 millones de indocumentados que se calcula viven en el país puedan lograr la ciudadanía.
Biden consideró «crucial» otro punto de ese proyecto de ley, que otorgaría una residencia legal inmediata a los «soñadores», a los que describió como «jóvenes que solo conocen Estados Unidos».
También abogó por que se abran caminos a la ciudadanía para los beneficiarios del Estatus de Protección Temporal (TPS), procedentes «de países lastrados por violencia y desastres, tanto naturales como generados por el hombre», en su mayoría centroamericanos, y los trabajadores agrícolas, que «ponen comida en las mesas» del país.
Aunque la Cámara Baja ha aprobado proyectos de ley menores para beneficiar específicamente a esos tres grupos de inmigrantes, el debate tanto de estas dos propuestas como de la reforma migratoria deBiden se encuentra estancados en el Senado.
Algunos activistas abogan ahora para que los demócratas incluyan partes de la reforma migratoria dentro del plan de infraestructuras que promueve Biden y que considerará pronto el Senado, para superar el previsible bloqueo republicano.
Ceremonia de naturalización
A la ceremonia de naturalización en la Casa Blanca, que se programó con motivo de la celebración este domingo del Día de la Independencia de EE.UU., también asistió el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, quien habló de su experiencia como inmigrante que huyó de la «toma comunista de Cuba».
Además, Biden homenajeó durante la ceremonia a Sandra Lindsay, una enfermera que en diciembre se convirtió en la primera persona de Estados Unidos en recibir una vacuna contra la COVID-19 fuera de los ensayos clínicos.
Lindsay, una inmigrante de Jamaica que llegó a Queens (Nueva York) hace 30 años, cuando tenía 18, recibió sonriente una placa que la declaraba «Estadounidense sobresaliente por elección», dentro de un programa gubernamental para reconocer los logros de ciudadanos naturalizados.
«En lo peor de la pandemia, se dejó el corazón y el alma para ayudar a pacientes a luchar y para cuidar de las otras enfermeras», dijo Biden sobre Lindsay, quien no hizo declaraciones en la ceremonia.
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