En el 2010 nació la entidad sin fines de lucro Defensores de Estudiantes Inmigrantes en Long Island (LIISA, por sus siglas en inglés), integrada por alumnos de diversas universidades que son primera generación de sus familias en alcanzar la educación superior y que luchan por ayudar a que otros jóvenes como ellos lleguen a la universidad y tengan un liderazgo positivo.
Los miembros de LIISA han estado promoviendo activamente la campaña de los “Soñadores” o “Dreamers” (personas que fueron traídas de niños a los Estados Unidos sin la documentación apropiada) a favor del programa DACA y de la ley «Dream Act»; y ahora ellos debaten un problema surgido en Long Island con la “Operación Matador” que pone en riesgo a muchachos estudiantes hispanos de ser relacionados con las pandillas y después ser deportados.
Operación Matador
La “Operación Matador”, dirigida por inteligencia para combatir la proliferación de la peligrosa MS-13 y otras actividades de pandillas criminales en Long Island y el área metropolitana de Nueva York, comenzó el año pasado y hasta la fecha ya han sido arrestados 475 jóvenes presuntos pandilleros.
Las pandillas con más arrestos durante este operativo fueron la MS-13 con 274 y la Mara 18 (18th Street Gang, por sus siglas en inglés) con 15. En tanto, 210 personas han sido detenidas en el condado de Nassau y 177 en el condado de Suffolk, de los cuales 65 jóvenes fueron liberados por no poderse comprobar su afiliación a estos grupos criminales.
No obstante, son estos 65 casos de inmigrantes arrestados sin pruebas los que llevan a pensar a los miembros de LIISA a que se pueden estar cometiendo equivocaciones y poniendo al borde de la deportación a jóvenes inocentes de nuestra comunidad.
Protección para jóvenes
“Nosotros tenemos que trabajar en un plan de protección para los jóvenes que por ser de escasos recursos, de rasgos hispanos o no tener documentos son puestos en una lista de afiliación a pandillas”, afirma Osman Canales, fundador y director ejecutivo de LIISA.
“En Long Island la situación cada vez se pone peor, porque no es solo el problema que tenemos de actividades de pandillas, sino es el poder que la policía le ha dado al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) en algunas escuelas, los directores de los centros educativos están reportando directamente a dicha entidad a los jóvenes que tienen problemas”, enfatiza Canales, de origen salvadoreño.
Cabe indicar que Canales llegó a EE.UU. a los 10 años de edad y experimentó en carne propia lo que es adaptarse al sistema, lo cual le motivó a formar un club en la escuela secundaria que ayudaba a otros estudiantes inmigrantes, y años después cuando tuvo la oportunidad de ser el primero de su familia en ingresar a la universidad, se propuso ayudar a otros jóvenes que él se dio cuenta no daban ese paso porque no tenían documentos.
A este ideal de Canales y de la organización LIISA se han unido otros muchachos universitarios que ven una falta de atención a la problemática que enfrentan los estudiantes inmigrantes: el idioma, padres que tienen que trabajar largos horarios o que no entienden el sistema educativo porque no hablan inglés, o la carencia absoluta de padres en muchos casos.
Líderes del cambio
“Desde que estaba en la escuela media me dí cuenta de todos los desafíos que debemos enfrentar los estudiantes inmigrantes, siempre me interesó el tema de inmigración y cómo afecta otros aspectos de tu vida y por eso me integré a LIISA porque pienso que debemos ser líderes de un cambio”, afirma Gisel, estudiante de Psicología en SUNY Old Westbury.
“Me involucré con LIISA porque fui una estudiante inmigrante, trabajé en el sistema escolar y sé que aún no hay recursos que nos ayuden”, dice por su parte Glenis Larios, estudiante de Servicios Humanos de Nassau Community College, a lo cual Canales puntualiza que por todo lo que está pasando ahora con más razón: “Necesitamos jóvenes que empujen cambios en su comunidad”.
‘Yo creo que debemos motivar a estudiantes para que tengan voz, debemos prestarle mucha atención a los niños de la escuela media, es ahí donde se aprenden muchas cosas y ya las traes a la escuela secundaria”, recalca Larios.
“En las escuelas secundarias y colegios universitarios hay más policías que ayuda mental. Me doy cuenta que los estudiantes no tenemos los recursos de apoyo necesarios”, sostiene a su vez, Zuleyma González, estudiante de Trabajo Social en Hunter College.
“Cuando entré a la universidad me sentí perdida, éramos solo dos estudiantes hispanos, nadie nos dio una guía y son muchas cosas a las que uno se enfrenta y a veces se puede sentir miedo”, indica Denia Díaz, estudiante de Educación en Five Towns College.
“Asimilar una cultura y sistema cuando tu no hablas inglés es duro y te afecta el resto de la vida”, señala de su parte Manuel Gómez, estudiante de Ciencias Políticas en Stony Brook University.
- Más de Long Island : Asambleísta Ramos: ‘Presupuesto estatal apoya a las familias inmigrantes y mejora la seguridad pública’