Un año después de sufrir una inesperada derrota en las elecciones presidenciales que dejó a sus líderes en estado de shock, el Partido Demócrata celebró sus notables victorias en los comicios de este martes, que saben a catarsis.
Uno de los demócratas que mejor ha expresado este sentir ha sido el exvicepresidente Joe Biden, quien en su cuenta de Twitter calificó de «sonora derrota para el presidente (Donald) Trump» los resultados de unas elecciones en las que los «votantes rechazaron las feas políticas» vistas a lo largo del último año.
Trump, por contra, ha querido evitar que se le pudiera señalar como máximo responsable de los malos resultados obtenidos por su partido en una jornada en la que estaban en juego los gobiernos de los estados de Virginia y Nueva Jersey, así como multitud de cargos municipales a lo largo de todo el país.
«Ed Gillespie trabajó duro, pero no me representaba a mí o a aquello que yo defiendo», escribió a última hora del martes desde China el mandatario en su cuenta personal de Twitter, en referencia al candidato republicano derrotado en la carrera por el cargo de gobernador de Virginia, a quien venía respaldando desde hacía días.
Aparte que esos dos cargos de gobernador en juego, también destaca que el triunfo del demócrata Bill de Blasio, quien resultó reelegido como alcalde de la Nueva York natal del presidente.
La opinión expresada por los ciudadanos en las urnas puede interpretarse como un claro «no» de parte de la población a algunos de los principios fundamentales de la Administración del multimillonario.
«Muchos analistas están atribuyendo los resultados a una reacción contra el presidente Trump y su partido. Pero, en cualquier caso, también es posible que los resultados se deban a la debilidad de los candidatos», explicó el analista político de la Universidad de Duke, David Rohde.
Más allá de los números, que han dado una serie de victorias memorables a los demócratas, como la obtenida en Virginia, parece evidente que el actual Gobierno ha generado un incipiente movimiento de resistencia.
Feministas, negros, transexuales, inmigrantes, refugiados y personas contrarias a la venta indiscriminada de armas optaron por dar un paso al frente y presentarse como candidatos.
Justo un año después de que se hiciera con las llaves de la Casa Blanca un candidato que, años atrás decía sentirse legitimado a «agarrar por el coño» a las mujeres por el mero hecho de ser famoso, las feministas celebraron este martes una jornada para recordar.
Llama la atención el caso de la demócrata Ashley Bennett, que en su primera experiencia política se impuso en la carrera por ser representante del condado de Atlantic (Nueva Jersey) al republicano John Carman, quien en enero celebró el final de la Marcha de las Mujeres que tuvo lugar en el país con las palabras «justo a tiempo para preparar la cena».
Otro caso de aparente justicia poética es el de Danica Roem, la primera mujer transexual que ejercerá de congresista por el estado de Virginia y que derrotó al conservador Bob Marshall, firme opositor a la legislación que permite a las personas transgénero utilizar el baño que prefieran en los colegios públicos.
En otra victoria para el movimiento «trans», tan denostado por un Trump que anhela cerrarle las puertas tanto de los lavabos como de las Fuerzas Armadas, Andrea Jenkins se ha convertido en la primera mujer transexual de color en ser elegida para el concejo municipal de una gran ciudad estadounidense, Minneapolis (Minesota).
Atendiendo al color de la piel, Vi Lyles se convirtió ayer en la primera alcaldesa afroamericana de Charlotte, un municipio de Carolina del Norte que saltó a las portadas en septiembre del año pasado por las violentas protestas que se vivieron tras la muerte de un joven negro a manos de la policía.
La restrictiva política sobre la acogida de refugiados que desea aplicar el Gobierno de Trump, también ha convencido a algunos ciudadanos que, en su momento llegaron a la tierra del sueño americano huyendo de sus propios países, a involucrarse en la política.
Es el caso de Wilmot Collins, que llegó a Helena (Montana) hace 23 años desde Liberia y que ayer se proclamó alcalde de la ciudad; o de la vietnamita Kathy Tran, quien se convirtió en la primera asiática en ser elegida para formar parte de la Cámara de Delegados del estado de Virginia.
También en la Cámara Baja de Virginia, los contrarios al presidente Trump habrán celebrado esta pasada noche la elección del demócrata Chris Hurst, cuya pareja, la periodista Alison Parker, fue asesinada hace dos años cuando realizaba una conexión en directo.
Los comicios del martes, en definitiva, sirven para dar oxígeno a los demócratas, sobre todo de cara a los comicios legislativos de 2018, en los que el partido aspira a recuperar el control de la Cámara Baja del Congreso, dominada por los republicanos.