Bajo un intenso calor humano la comunidad de Long Island celebró la edición número 52 del Desfile Puertorriqueño-Hispano desarrollada el domingo 3 de junio en Brentwood, condado de Suffolk, Nueva York.
Como es tradición la parada puertorriqueña ondeó las banderas latinas unidas en un solo corazón reflejando el rostro de gente trabajadora y comprometida, no solo con el crecimiento de sus familias sino con el auge del país que ahora es su hogar, los Estados Unidos.
La alegría característica del pueblo hispano contagió a todos, integrando a nuevos asistentes para disfrutar de esta jornada emblemática con cerca de 3500 personas en la Quinta Avenida de Brentwood.
En esta oportunidad, Cristina Vargas, Jefa de Diversidad de Suffolk County Community College, fue la Gran Mariscal del Desfile Puertorriqueño-Hispano 2018 en reconocimiento a su labor social.
Margarita Espada, organizadora y líder comunitaria, asegura que cada día el evento toma más fuerza y el objetivo de ella y todo su equipo es radical a la hora de trabajar de la mano para y con las comunidades hispanas.
Hace 52 años el desfile fue una muestra de patrimonio cultural puertorriqueño, ahora es el foco de atención de todas las comunidades latinas y el canal para expresar su multiculturalidad y un camino de integración y trabajo.
El evento no está pensado solo para las personas de a pie, pues ciertamente la parada puertorriqueña es el enclave con diversas organizaciones, medios de comunicación, distritos escolares y temas políticos con el fin de expandir un mensaje de visibilización y respeto ante nuestra diversidad.
El Desfile Puertorriqueño-Hispano de Long Island también comienza a dejar huella por su compromiso social, siendo un puente no solo para las personas radicadas en territorio estadounidense sino tejiendo enlaces directos con personas de otros países, por lo que lo han llamado el «Puente de la esperanza».
Durante toda la jornada destacó la afabilidad de los encargados del desfile, así como la presencia de organizaciones no gubernamentales, todos juntos hicieron de la parada 2018 un evento de lazos familiares.
El desfile más cerca
Para Raúl Tinajón, boricua y «patriota de corazón» como se describe, el Desfile Puertorriqueño-Hispano cumplió con las expectativas de él y su familia, quienes no pierden asistencia ningún año en el tiempo que llevan viviendo en el estado de Nueva York.
A su vez Dennise Rivera, otra feliz asistente, afirmó «Me siento feliz al ver todas estas banderas juntas, puedo ver que quienes las llevan no paran de moverlas con pasión, como si de moverlas dependiera sus vidas».
En tanto, Luis Rodriguez, originario de El Salvador y criado en Nueva York, señala que ha participado en el evento desde hace 10 años y con el paso del tiempo se ha involucrado más con las personas de diversas culturas gracias a la parada boricua de Long Island.
Vale la pena resaltar que el desfile de este año estuvo fuertemente influenciado por el compromiso de sus líderes para ayudar a los puertorriqueños en la reconstrucción de la «Isla del Encanto» después de la pasada temporada de huracanes que les afectó muy fuerte.
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