El nuevo informe titulado Day-to-Day Experiences of Emotional Tax Among Women and Men of Color in the Workplace (Experiencias cotidianas de impuesto emocional entre mujeres y hombres de color en espacios laborales), publicado por la organización internacional no lucrativa Catalyst, señala que la mayoría de las mujeres de color, específicamente aquellas que se identifican con ascendencia asiática, negra, latina y multirracial, pagan un «impuesto emocional» en sus trabajos en los Estados Unidos, realidad que afecta su salud en general, su bienestar y sus posibilidades de prosperar.
Debido a que algunos empleos subvaloran sus aportaciones únicas al trabajo, hecho aunado a la discriminación o trato desigual en la sociedad, las mujeres de color están constantemente «alerta» a la exclusión por razones de sexo, raza y/u origen étnico.
Las mujeres de color siguen lidiando con algunos de los más persistentes obstáculos en los espacios laborales, como la desigualdad salarial y la práctica invisibilidad en puestos de liderazgo, además de los desalentadores bloqueos que entorpecen un diálogo fructífero, capaz de conducir a un avance real.
Con el tiempo, estas batallas cotidianas pasan una pesada factura a las mujeres de color, generando un vínculo perverso entre su salud y su trabajo. Asimismo, debido a las consecuencias del impuesto emocional, las compañías tienen que empezar a tomar medidas deliberadas para evitar posibles repercusiones en sus negocios y en la salud y el bienestar de su personal.
Entre las conclusiones clave se destacan las siguientes:
– Las mujeres de color sufren la imposición de la pesada carga que implican los comportamientos excluyentes. El 58% manifiestan sentirse siempre alerta e igualmente reportan mayor probabilidad de tener problemas de sueño que pone en riesgo su productividad y capacidad de contribuir plenamente a sus trabajos. Además, afecta las decisiones que toman para su vida laboral, pues 38% reporta una mayor probabilidad de pensar frecuentemente en renunciar a sus trabajos.
– Al estar siempre con sensación de constante alerta, las mujeres de color se ven presionadas a trabajar más y desempeñarse mejor que sus colegas. Así lo reportan las asiáticas (51%), negras (58%), latinas (56%) y multirraciales (52%). Y más de 40% de las empleadas se sienten alerta porque anticipan alguna forma de discriminación racial/étnica.
– A pesar de vivir con esta situación, casi 90% de las mujeres de color aspiran a ser líderes influyentes, tener empleos desafiantes e intelectualmente estimulantes, ocupar puestos de alto nivel y permanecer en la misma empresa.
* La Dra. Dnika J. Travis es vicepresidenta de investigación de Catalyst, organización internacional no lucrativa que trabaja con algunos de los directivos de empresas más poderosos y algunas de las compañías líderes a fin de contribuir al desarrollo de espacios laborales dedicados a las mujeres.