Washington «no ha cambiado» de opinión sobre los supuestos ataques sufridos por diplomáticos en Cuba, dijo la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, pese a que el presidente, Donald Trump, ha señalado directamente a La Habana como responsable.
«La Administración no ha cambiado su punto de vista en eso. La investigación sigue en curso», dijo Nauert sobre la posición de Washington, que no culpa al Gobierno cubano de los supuestos ataques sónicos que han sufrido 22 funcionarios estadounidenses en la isla caribeña y que han desatado una crisis diplomática bilateral.
Sin embargo, en una rueda de prensa este lunes en la Casa Blanca Trump dijo: «Creo que Cuba es responsable, sí lo creo».
Preguntada por ello, Nauert aseguró este martes que lo que Trump quiso decir es que Cuba es responsable de proteger al personal diplomático extranjero, una posición que Washington ya había manifestado, pero no que La Habana esté directamente involucrada de los ataques.
Más allá de los comentarios de Trump, Washington no ha culpado por ahora al Gobierno cubano de los ataques y ha insistido en que desconoce «qué o quién» provocó esos incidentes, un tema que está investigando el Buró Federal de Investigaciones (FBI).
No obstante, Washington sí acusa a La Habana de no haber cumplido con su obligación de garantizar la seguridad de los funcionarios estadounidenses en su territorio.
El Gobierno cubano, por su parte, ha negado toda responsabilidad en los incidentes y ha asegurado que los ha investigado desde que tuvo conocimiento de ellos, aunque se ha quejado de la falta de cooperación de las autoridades estadounidenses a la hora de compartir información y de la falta de pruebas de los sucesos.
Los «ataques» han llevado al Departamento de Estado a reducir al mínimo su personal en la embajada estadounidense en La Habana, lo que ha provocado la suspensión en la emisión de visados y limitar sus servicios consulares a trámites de emergencia.
Además, Washington ordenó la semana pasada la expulsión a 15 funcionarios de la embajada cubana en Washington, un paso que ha elevado las tensiones bilaterales, que ya habían aumentado a raíz de la llegada al poder de Trump en enero.