El Cascanueces de George Balanchine: Magia y tradición en el Ballet de Nueva York

El Cascanueces de George Balanchine: Magia y tradición en el Ballet de Nueva York
El Cascanueces de George Balanchine: Magia y tradición en el Ballet de Nueva York
FOTO: web www.nycballet.com

El Cascanueces, de George Balanchine®, sigue deslumbrando al público cada temporada navideña en el Teatro David H. Koch. Con una puesta en escena de gran escala, una coreografía sublime y efectos visuales que dejan a los espectadores sin aliento, la producción es una de las más complejas y queridas del repertorio del Ballet de la Ciudad de Nueva York.

Cada año, cuando la ciudad de Nueva York se engalana para celebrar las fiestas, el Cascanueces de George Balanchine se convierte en uno de los mayores atractivos de la temporada navideña. Esta monumental obra, que ha sido una tradición durante más de seis décadas, no solo presenta una exquisita coreografía, sino que también ofrece una de las puestas en escenas más impresionantes y complejas de todo el repertorio de ballet.

Con la interpretación de 90 bailarines, 62 músicos y más de 125 niños provenientes de la School of American Ballet , El Cascanueces cobra vida cada noche para llevar a los espectadores en un viaje desde la realidad hacia un mundo mágico lleno de fantasía. El Teatro David H. Koch está lleno de familias y visitantes de todas partes del mundo que se sienten atraídos por la hechizante música de Piotr Ilich Tchaikovsky, las deslumbrantes coreografías de Balanchine y los imponentes decorados de Rouben Ter-Arutunian.

Desde su primera interpretación en 1954, esta versión de El Cascanueces ha logrado encantar a públicos de todas las edades con su narración, que toma como base el cuento de El Cascanueces y el Rey de los Ratones de ETA Hoffmann, adaptado por Alexandre Dumas padre. La historia lleva a los personajes principales, los niños Stahlbaum, Marie y Fritz, a vivir una transformación mágica que se materializa a través de una serie de impresionantes efectos visuales y técnicos.

Uno de los momentos más esperados de la producción es la aparición del icónico árbol de Navidad, un espectacular decorado que crece ante los ojos del público. Con una altura que varía entre los 12 y los 41 pies, este árbol de una tonelada de peso ha sido un verdadero hito en la historia del ballet. El asombro del público se hace palpable cada vez que el árbol se eleva, dejando escapar exclamaciones de incredulidad. Pero el árbol es solo uno de los muchos logros visuales que marcan la producción, como la figura de la Madre Ginger, un personaje tan singular que su traje de 85 libras y 9 pies de ancho debe ser manipulado por tres personas una vez que desciende por una polea.

Además de los efectos visuales, la música es otro de los pilares fundamentales de El Cascanueces . La banda sonora de Tchaikovsky, con sus melodías inconfundibles, acompaña cada escena con una carga emocional que refuerza la atmósfera de ensueño. El solo de violín en el primer acto, por ejemplo, es tomado de la partitura de La Bella Durmiente , lo que da un toque especial de continuidad dentro de la música del compositor ruso.

A lo largo de los dos actos, la coreografía de Balanchine transforma el escenario en una vibrante fantasía. El primer acto introduce a los personajes y establece la transición entre lo real y lo imaginario, especialmente con el famoso Vals de los Copos de Nieve . El segundo acto, sin embargo, es el momento de la verdadera magia. Los espectadores son transportados al Reino del Hada de Azúcar , un lugar de fantasía que no solo es un festín visual, sino también una experiencia sensorial completa.

Pero lo que realmente distingue a esta producción es la complejidad técnica que se esconde detrás de cada movimiento y escena. Cada una de las 150 piezas de vestuario y los intrincados detalles del escenario están perfectamente coordinados para garantizar una representación impecable. La iluminación, que se compone de entre 600 y 700 dispositivos de luz, crea una atmósfera deslumbrante que amplifica la sensación de maravilla de cada escena.

La dedicación al detalle y la escala colosal de la producción hacen que Las Cascanueces de George Balanchine no sea solo un ballet, sino una experiencia multidimensional que celebra la temporada navideña de una manera única. La obra, que originalmente fue estrenada en 1892 en San Petersburgo, Rusia, y en su momento pasó desapercibida, se ha convertido hoy en día en un ícono de las fiestas y un espectáculo que, año tras año, sigue cautivando a generaciones de espectadores.

El Cascanueces de Balanchine no es solo un ballet, es un tributo a la magia del invierno, la familia y la imaginación. Con una producción tan rica en detalles y una coreografía tan brillante, esta obra sigue siendo un testamento del legado de Balanchine y un regalo inolvidable para la ciudad de Nueva York cada temporada navideña.

El Cascanueces de Balanchine se presentará del 29 de noviembre del  2024 al 4 de enero de 2025 en el David H. Koch Theater en 20 Lincoln Center Plaza en la ciudad de Nueva York. Más detalles en https://www.nycballet.com/season-and-tickets/george-balanchines-the-nutcracker/george-balanchines-the-nutcracker/.

por: Nahuel Leto

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