El pádel, que ha ido conquistando países desde que nació en México en 1969, se acaba de anotar un importante tanto en Estados Unidos con la apertura del primer club de este deporte en Nueva York, que sus promotores y aficionados consideran un hito.
Padel Haus es la nueva aventura empresarial del mexicano Santiago Gómez, que dejó su trabajo en Wall Street hace una década para dedicarse al mundo de la restauración en NY y ahora confía en «abrir puertas» en el mercado incipiente del pádel en EE.UU.
Gómez, cofundador del restaurante Cosme, explica que tras su llegada a la Gran Manzana dejó este deporte «porque no había dónde jugar», una queja muy escuchada entre latinoamericanos y españoles, pero las circunstancias de la pandemia le dieron un empujón.
«Los restaurantes cerraron, yo me regresé a México a vivir ocho meses y jugaba pádel todos los días. Pensé que los restaurantes son un negocio bastante frágil, quería diversificar un poco y se me ocurrió la idea de traer el primer club de pádel a Nueva York», recuerda.
Padel Haus ofrece una suscripción similar a la de un gimnasio para jugar en sus 4 pistas interiores, una tienda de productos que incluye raquetas y pelotas -los jugadores antes tenían que comprarlas por internet- y una barra de zumos orgánicos.
Además, pronto incorporará una academia que quiere convertir en referencia nacional: «El objetivo es que la gente aprenda a jugar, desde niños hasta gente mayor. Es lo que le va a dar la vida al pádel mas adelante», detalla. «Lo importante es que los americanos conozcan el deporte, se animen a probarlo y les pase lo que le pasa a todo el mundo: que se enamoren del juego inmediatamente», apostilla Gómez.
Las pistas se ocupan rápidamente por la tarde y, entre saque y saque, se escuchan las conversaciones predominantemente en español de los aficionados, que aplauden la llegada del club a la ciudad y destacan el carácter cercano del deporte.
Eduardo Diverio, un brasileño afincado en Nueva York y entusiasta del pádel, cuenta que se apuntó enseguida porque había estado conduciendo 2 horas para ir a un club en Filadelfia (Pensilvania), hasta ahora el único en el noreste de EE.UU. «Me gusta porque se conoce gente, se puede hablar mientras juegas… Hay muchos latinos y españoles, pero en los dos últimos años han entrado muchos americanos llegados desde el tenis», relata este aficionado.
Desde que llegó a EE.UU. hace casi 30 años, el pádel se ha expandido sobre todo en Texas y Florida, pero la United States Padel Association (USPA), entidad reguladora en el país, destaca su reciente implantación en puntos de California y Nevada y su «rápido crecimiento» en el noreste.
Padel Haus se ha instalado en un antiguo almacén en Williamsburg (Brooklyn), un barrio poblado por gente joven y creativa.