El inmigrante ecuatoriano Pablo Villavicencio fue dejado en libertad bajo fianza , con una orden de no acercarse a su esposa, luego de que el repartidor de pizza fuera acusado el fin de semana de un dlito menor tras un incidente de violencia doméstica.
Villavicencio, de 35, y que pasó el fin de semana en la cárcel de donde salió este martes sin decir palabra, acaparó la atención de políticos y la prensa después de que el pasado 1 de junio fuera arrestado por Inmigración en la base militar Fort Hamilton en Nueva York, donde entregaba una pizza.
Su detención provocó una intensa campaña de activistas y de su esposa Sandra Chica para que fuera liberado de la cárcel de Inmigración en que estaba en Nueva Jersey, en la que varios políticos, incluyendo al gobernador del estado Andrew Cuomo, dejaron escuchar su voz a su favor.
Tras 53 días detenido por Inmigración fue liberado el pasado julio por una orden del juez federal Paul Crotty, quien indicó que el inmigrante puede permanecer en este país mientras ejerce su derecho a completar el proceso para obtener un estatus legal.
Villavicencio solicitó el pasado febrero la residencia permanente por estar casado con una ciudadana y sus abogados esperan que este incidente no afecte ese proceso.
El inmigrante fue detenido luego de un incidente en su hogar en Long Island en que empujó a su esposa contra la pared, le pegó y le quitó el celular para que no llamara a la policía, de acuerdo con la querella en su contra.
Villavicencio acudió acompañado de un abogado a una breve audiencia en una corte de Long Island, donde el juez le ordenó no acercarse a su esposa, con la que tiene dos niñas, y quedó en libertad tras pagar la fianza.
El juez fijó un juicio para noviembre donde deberá responder por los cargos menores, de los que se había declarado no culpable el pasado fin de semana, cuando fue acusado por el incidente con Chica.
El ecuatoriano abandonó la corte, acompañado por un grupo de personas que le apoyaban y sin hacer comentarios a la prensa que aguardaba fuera del tribunal, indica además el rotativo.
Su abogado Bruce Barket aseguró que su cliente no golpeó a su esposa pero no quiso comentar qué fue lo que ocurrió en el hogar del matrimonio y se mostró confiado en que los cargos serán retirados.
«Está nervioso, en pánico. Está nuevamente separado de su familia (por la orden de alejamiento del juez) pero no encarcelado. Esto es algo difícil de enfrentar para cualquiera», indicó además el abogado.
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