El drama diario que viven miles de «dreamers» en los Estados Unidos también impacta al deporte local. Roberto Rivas, un entrenador profesional de origen salvadoreño, con amplia experiencia en el fútbol juvenil, liguero y universitario de Nueva York, sufre en carne propia la incertidumbre de no saber que le sucederá cuando se cumpla el plazo dado por la Administración Trump y pierda la protección migratoria que tiene con el programa DACA (Acción Diferida para los llegados en la Infancia).
La preocupación persigue en todas las canchas al técnico de 34 años que llegó siendo niño a EE.UU. tras huir de la violencia en su país natal.
Ahora, después de muchos años de esfuerzo superando retos para adaptarse bien a su nueva vida en Long Island; de ser reconocido desde joven como excelente deportista, de ser becado en dos universidades y de ser graduado en Administración de Empresas, el entrenador Rivas enfrenta «el partido de su vida» contra la temida deportación y el riesgo latente de perder su permiso DACA, quedarse sin trabajo, sin carrera, sin el país que quiere como suyo, y lo que es peor, viendo dividida a su familia.
«Si se termina mi DACA me encontraría desamparado, sin solución. Después de lo que dijo el presidente Trump en el ‘Estado de la Unión’ las cosas no han mejorado y más nerviosos nos hemos puesto al ver que no se ponen de acuerdo los políticos», comenta Rivas.
«Creo que tal vez nos podrían dar un camino a la ciudadanía americana aunque temo por las trampas y tropiezos que pongan para darnos algo a cambio algo», señala el coach que ha trabajado en la escuela formativa del New York Cosmos y también ha dirigido con acierto a los equipos de fútbol universitario Polytechnic Institute of NYU (2 años con el plantel de hombres y 2 años con las mujeres) y por 3 años al York College donde varias de sus jugadoras también estaban amparadas por el DACA.
«Deportivamente hablando, creo que esta complicada situación en la que me encuentro es como estar jugando el partido de mi vida, diría como la final de la Copa del Mundo, porque no solo estoy yo en esta incertidumbre sino también mi esposa y mis cuatro hijos».
«Aquí estamos hablando de separación familiar, o de ir a vivir a otro país que no conocemos (Canadá), o de regresar a un país donde nacimos (El Salvador) pero donde no hay empleo y sí crimen», dice Rivas, al final de otra larga jornada laboral que incluye además entrenar a los equipos U-9, U-10 y U-14 del East Meadow SC que juegan en torneos infantiles en Nueva York.
Con el Rejoj en Contra
«Pensar en una posible deportación me preocupa mucho, a veces me pregunto para qué estoy preparándome más como técnico, estudiando, gastando dinero, tiempo y esfuerzo, si al final puede ser para nada, perderlo todo», indica Rivas que actualmente cuenta con licencia de entrenador avalada por la US Soccer y también ha realizado cursos de capacitación, como el dictado por la reconocida Liga Española de Fútbol, donde pudo compartir experiencias con Raúl González Blanco, ex goleador del Real Madrid y del New York Cosmos.
«A los políticos del partido Demócrata solo les pediría que si van a aceptar a una propuesta para legalizar a los inmigrantes con DACA que ésta no solo nos beneficie a nosotros los ‘dreamers’ sino también a nuestros familiares», recalca Rivas refiriéndose a la bonita familia que ha formado con su esposa e hija hondureñas y sus tres hijos nacidos en los Estados Unidos.
Para este destacado entrenador salvadoreño el reloj del partido sigue corriendo en contra ya que su DACA expirará en unos meses, el próximo año. No obstante, como cada vez que tuvo que librar obstáculos difíciles en el fútbol, ahora en la vida cotidiana Roberto Rivas también tiene la esperanza de superarlos con fe, trabajo y perseverancia. Su meta es ganar el derecho de quedarse en este país donde -como miles de ‘dreamers’-, viene haciendo méritos y contribuyendo de forma positiva al país.