Bajo el peso doloroso del pasado, Samy Feliz se enfrenta a una pregunta que lo ha atormentado desde el trágico día en que perdió a su hermano Allan a manos de la policía de la ciudad de Nueva York (NYPD). Si pudiera hablar con el hombre responsable de arrebatarle la vida a su ser querido, ¿qué le diría?
Samy respira hondo antes de responder. “Nunca he tenido la oportunidad, y en este momento que aún estamos en un proceso legal, sería un conflicto de intereses,” compartió con una honestidad desgarradora Feliz, hermano de Allan Feliz y miembro del Comité de Justicia. “Yo espero que el teniente Rivera escuche los gritos de nuestra familia y vea y sienta como un ser viviente, pero también como latino, que él dejo una familia afectada, dolida y que nosotros vamos a seguir peleando por la justicia y por Allan, porque nosotros lo queríamos y amábamos. Él dejo un hijo sin padre y un gran dolor a nuestra familia”.
Hace más de cuatro años, la vida de Allan Feliz fue quitada por aquellos que deberían haberlo protegido. El 17 de octubre de 2019, el teniente de la policía de la ciudad de Nueva York, Jonathan Rivera, (que era sargento en ese momento), y los oficiales Edward Barrett y Michelle Almánzar, detuvieron a Allan Feliz en la esquina de E 211 St. y Bainbridge Ave en El Bronx, por una supuesta violación del cinturón de seguridad.
Después de un confuso altercado, el Sargento Rivera le disparó al Sr. Feliz a quemarropa, causándole la muerte.
Desde entonces, Samy y su familia han enfrentado un dolor inimaginable, no solo por la pérdida de un ser querido, sino también por la búsqueda incansable de justicia. A pesar de que la Junta de Revisión de Quejas Civiles (CCRB) confirmó cargos de despido contra el teniente Rivera en mayo de 2023, meses después, la policía de la ciudad de Nueva York aún no ha entregado los cargos al teniente Rivera.
“Estamos muy decepcionados de como se ha tratado el caso de mi hermano por las demoras que han impuesto el NYPD y el alcalde Adams”, confesó Samy. “La única plena acción que nosotros le pedimos al alcalde Adams y al comisionado Caban, es que entreguen los cargos que ya existen sobre este oficial que le tomó la vida a mi hermano para continuar un camino hacia la justicia”.
No obstante, la justicia sigue siendo esquiva. A pesar de los cargos confirmados contra el oficial responsable, el sistema parece incapaz de proporcionar el cierre que la familia de Allan tanto necesita y merece.
“Es una batalla continua porque lo más difícil es continuar a dar explicación, mérito y validez a la vida que fue de Allan y no es justo para mi familia, ni para otras familias que están pasando por lo mismo (…). Lo que simplemente estamos pidiendo es justicia que ellos están impidiendo al no tomar acción”, aclaró.
Según el Informe sobre la Investigación de la Muerte de Allan Feliz de la Unidad de Investigaciones y Procesamientos Especiales de la Oficina de la Fiscal General (OAG -por sus siglas en inglés) del Estado de Nueva York, Letitia James, “los oficiales afirmaron que detuvieron al Sr. Feliz porque supuestamente no llevaba puesto el cinturón de seguridad. Esa infracción menor precipitó su interacción con la policía que finalmente condujo a su muerte”, explicó el comunicado.
“Fue otra ocasión donde fallo la justicia, donde la misma Letitia James dice que por falta de leyes no pudo hacerle justicia a Allan”, se lamentó Samy. “De acuerdo con lo que pude ver por el video que nos mostraron de las cámaras corporales de los oficiales, es que el hermano mío nunca trato de atacar a ningún oficial, y solo se protegía a si mismo mientras lo atacaban por los dos lados”, detalló con voz entrecortada. “El que lo asesino fue el teniente Rivera, quien le disparo a quema ropa”.
La OAG recomendó en el informe que la ciudad retire al NYPD de la aplicación rutinaria de la ley de tráfico, como esta. “La gran mayoría de las paradas de tráfico, incluida esta, no implican conducta criminal, pero a menudo terminan en violencia”. El informe también destacó estudios que demuestran disparidades en el uso de la fuerza durante las paradas de tráfico contra hombres negros y latinos. “La muerte prematura del Sr. Feliz subraya aún más la necesidad de este cambio”.
El altercado
De acuerdo con la declaración del teniente Rivera en el reporte de la OAG, el Sr. Allan Feliz entregó al oficial Barrett una licencia de conducir a nombre de, y luego se determinó que pertenecía a, el hermano del Sr. Feliz, Sammy Feliz. Al haber sido llevado a creer que Allan Feliz era de hecho Sammy Feliz, el oficial Barrett utilizó su teléfono celular para ingresar la información de la licencia en el sistema informático del NYPD, que devolvió tres órdenes de arresto abiertas por delitos menores. Según la Guía de Patrulla del NYPD, se instruye a los oficiales a detener a las personas que tienen órdenes de arresto emitidas por la corte.
“Es algo que se queda conmigo todos los días. Tal vez si hubiera sido yo en ese momento, hubiera sido mi vida la que hubiera sido quitada”, indicó Samy Feliz. “Los policías no estaban viendo quien era quien, solo la información que estaba enfrente. La manera en que actuaron no era justa. Las infracciones eran bien bajas y yo no sabía sobre esos cargos porque me había mudado del estado. Los cargos que estaban presentes no ameritaban el uso y el abuso que utilizaron todos esos policías en contra del hermano mío”.
Debido a que el oficial Barrett creía que el conductor del vehículo tenía órdenes de arresto pendientes y, por lo tanto, estaba sujeto a arresto, le pidió al Sr. Feliz que saliera del vehículo y dijo que tendría que «palparlo». El Sr. Feliz cumplió con la solicitud del oficial Barrett y salió del vehículo; pero cuando el oficial Barrett se volvió para entregar la licencia y el registro al oficial Almanzar, el Sr. Feliz volvió a entrar en el vehículo, supuestamente tratando de escapar. Allí fue cuando el teniente Rivera sacó su arma de fuego y disparó el tiro mortal en el pecho del Sr. Feliz.
“En mis ojos, no parecía una persona que quería huir. Esta razón no tiene mucho mérito. El policía desde el principio lo amenazo a muerte, eso era lo que el oficial tenía en mente, quitar una vida”, señaló Feliz. “Y todavía lo están premiando, promoviéndolo de sargento a teniente desde que asesino a mi hermano, y sigue en la calle.”
La confirmación de cargos contra el teniente Jonathan Rivera por parte de la CCRB en mayo de 2023 debería haber sido un paso hacia adelante en el proceso de rendición de cuentas. Sin embargo, la falta de progreso desde entonces ha dejado a la familia Feliz desanimada y frustrada.
Recientemente, en lo que habría sido el cumpleaños número 36 de Allan, su ausencia fue palpable, su recuerdo se volvió aún más doloroso, recordándoles el vacío que dejó tras su trágica muerte en 2019.
“Es un honor celebrarle la vida a una persona tan tremenda como fue mi hermano, tremendamente bueno, y es un honor tenerlo en nuestra memoria. También fue un día extremadamente difícil, porque a la misma vez, celebrar lo que él significó para nosotros, aún tenemos un obstáculo muy difícil, que es conseguir la justicia para él”, reveló Samy. “A mí me impacto mucho porque mi hermano era mi mejor amigo y también un ídolo que me ayudaba en momentos difíciles. Pero lo más difícil es que mi hermano dejo un hijo atrás y ha sido muy difícil para ese niño crecer sin padre”
Samy lidera la incansable búsqueda de justicia para su ser querido. Después de más de cuatro años desde aquel fatídico incidente, la familia sigue luchando contra la impunidad y la falta de acción por parte de las autoridades.
“El primer paso es despedir a este señor que asesino a mi hermano, pero también despedir a otros oficiales que han asesinado a seres queridos de familias en Nueva York, que también fueron injustamente asesinados”, continúa Samy. “También reformas y leyes como la “How Many Stops Act’, que va a ayudar a que la información sometida por la policía sea reportada y eliminar a los oficiales de paradas de autos para evitar interacciones como la que paso con mi hermano”.
La lucha de Samy Feliz y su familia es un testimonio de resistencia y coraje en medio de la adversidad. Su persistencia es un recordatorio de la importancia de seguir adelante, incluso cuando el camino hacia la justicia parece largo y lleno de obstáculos.
En un momento de profunda reflexión, Samy se detiene antes de agregar: “Mi mensaje es uno de esperanza y continuidad y que la lucha va a seguir. Otras familias han servido como una esperanza para mí, y yo también quiero ser lo mismo para los que siguen detrás de mí. Que se haga justicia y que no sea otro caso que se deje al olvido”.
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