Las más recientes encuestas ponen en tela de juicio una participación abrumadora por parte de los votantes hispanos en las elecciones del próximo 6 de noviembre a pesar de las continuas ofensas y vilipendios por parte de Donald Trump y de sus políticas públicas consideradas en gran medida en contra de los intereses de las comunidades inmigrantes y minoritarias.
¿Qué más necesitan los hispanos para motivarlos para salir a votar?
Casas encuestadoras como Latino Decisions, Bendixen & Amandi y encuestas internas de campañas federales demócratas coinciden en que no encuentran indicios de una masiva participación hispana.
Si bien muchos hispanos se muestran molestos, el número que indica estar determinadamente listo para salir a votar es aún similar a los de elecciones de medio término pasadas.
La participación hispana en las elecciones presidenciales ronda el 49% de votantes elegibles, una cifra aún baja cuando se compara con otros grupos raciales y étnicos.
Pero este número es sustancialmente más bajo en las elecciones de medio término como las que se avecinan en noviembre. Tradicionalmente sólo un 31% de los más de 27 millones de hispanos registrados y elegibles para votar lo hacen en este tipo de elecciones.
La pregunta del millón es: ¿a qué se debe?
Uno de los elementos es sin lugar a dudas la edad de los votantes. El votante hispano promedio es mucho más joven que el resto de grupos. Los jóvenes en general no votan en la misma proporción que personas arriba de 30 años.
Por ejemplo, en las elecciones de medio término del 2014, el 33% de los votantes hispanos tenían entre 18 y 29 años. En cambio, el porcentaje entre votantes blancos era del 18% y 25% entre afroamericanos.
Lo lógico es entonces que cualquier campaña interesada en incrementar la participación hispana en elecciones debe calibrar su mensaje y dirigirse en cierta medida a ese segmento joven con un toque más fresco, más propositivo y de futuro.
La comunicación política hacia hispanos debe adaptarse a esa nueva realidad electoral.