Un grupo de indocumentados latinos con discapacidades físicas ha formado una organización con la que pretende exponer el «efecto de las migraciones forzadas» y reclamar su regularización migratoria.
«Ya que nos une el mismo mal, juntos queremos hacerles ver a las autoridades que somos seres humanos, para que tengan un poco de consideración», señaló el hondureño José Luis Hernández, miembro de la organización Inmigrantes Latinos con Discapacidades del Condado de Los Ángeles, que fue presentada en conferencia de prensa.
El objetivo es «que las autoridades vean el efecto en nosotros de las emigraciones forzadas», agregó Hernández, quien perdió un brazo y una pierna en 2006 mientras viajaba en «La Bestia», la red de trenes de carga que miles de migrantes utilizan como modo de transporte para atravesar México rumbo a Estados Unidos.
Además de Hernández, quien tramita asilo político en Estados Unidos, otro de los discapacitados fundadores de este grupo es el hondureño Benito Murillo, quien camina con muletas desde que sufrió amputaciones de un brazo y una pierna en un accidente en el mismo tren.
Ambos centroamericanos emigraron por amenazas de muerte de pandilleros en Honduras, mientras que las mexicanas Paulina Ruiz y Dolores Gutiérrez, ambas en sillas de ruedas por paraplejía, invocaron «por humanidad» gozar de los mismos beneficios que los residentes.
Hernández, de 32 años, conoce a otros 15 hondureños amputados «en la ruta del inmigrante» y que viven en varios estados, «pero hay cientos de todos los países y la mayoría han sufrido accidentes en Estados Unidos trabajando y viven sin beneficios», contó.
El centroamericano urge a discapacitados indocumentados que ingresen al sitio en internet www.immigrantswithdisabilities.org o contactar por teléfono «The Church of the Epiphany», de los Ángeles.
Murillo dijo que después de recuperarse de las amputaciones en México fue deportado por las autoridades mexicanas a su natal Honduras, pero en 2017 emigró «de nuevo en muletas».
«Si no estamos unidos no podremos hacer nada», declaró Murillo, quien solicitó «asilo político» en el puesto fronterizo de San Ysidro, sur de California.
«Muchos discapacitados ni salen a buscar ayuda porque sienten que es en vano o tienen miedo a que los deporten», agregó.
La idea de este grupo surgió del pastor episcopal Richard Estrada, de la iglesia Epifanía, donde se realizó la rueda de prensa.
El pastor Estrada dijo que tras conocer la situación de Hernández y de otro adolescente discapacitado sugirió la formación del grupo, el cual cuenta con una red de apoyo de iglesias y otras organizaciones sindicales y de defensa de inmigrantes.
«Los inmigrantes indocumentados con discapacidades no tienen poder, no tienen voz y mucha gente no quiere ni verlos», declaró Estrada.
La organización desarrolla un taller comunitario y tiene previsto para el próximo día 25 de agosto una feria de recursos para inmigrantes latinos con discapacidades.
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