Un grupo de medio centenar de inmigrantes recorrió las calles de Nueva York con una marcha en reclamo de que el Congreso apruebe el proyecto de reforma migratoria «justo e inclusivo», que les saque de la clandestinidad.
«Respeto, humanidad, dignidad» gritaban al unísono en un recorrido de 12 kilómetros que les llevó desde la parte norte de Manhattan, una comunidad de inmigrantes conocida por acoger al tradicional barrio dominicano, hasta el icónico Parque Central, donde está el mosaico de «Imagine» dedicado a John Lennon.
Allí contaron sus historias y escucharon música de Lenon, «quien también era inmigrante y enfrentó intentos de deportación» comentó Luis Cortez, director del proyecto de trabajadores de la Coalición por la Libertad de los Inmigrantes.
Destacó que no sólo han marchado en apoyo al proyecto que les otorgaría un camino a la ciudadanía, y estancado en el Congreso, sino porque «queremos que la comunidad americana nos respete como inmigrantes» y eso incluye a su lugar de empleo, para «que no exista peligro ni acoso y se acabe el robo de salario … Son 12 kilómetros por los 12 millones de indocumentados que se estima hay en el país», comentó el activista al inicio de la marcha bajo el frío otoñal que se siente en nuestra área.
Afirmó que están atentos al desenlace del proyecto que encaminaría a unos 8 millones de inmigrantes a obtener la deseada ciudadanía y aseguró que aún tienen «esperanzas» en que los demócratas cumplan su promesa.
«Se nos ha caracterizado como criminales, terroristas, como cargas públicas e incluso, como una amenaza a la seguridad pública y esto es totalmente falso», señala la declaración de los inmigrantes con la que arrancó la marcha, leída por Silvia Flores.
«Nos dijeron que éramos héroes, esenciales. Sin embargo, nos excluyeron de ayudas estatales y federales. El mensaje fue claro y cruel: ustedes no existen, ustedes son reemplazables y desechables. No podemos aceptar estos discursos de odio e intolerancia», leyó en la declaración.
«Biden, escucha, estamos en la lucha» o «queremos trabajar, queremos dignidad», decían en su recorrido los inmigrantes, en su mayoría mujeres que se emplean como trabajadoras domésticas o vendedoras ambulantes y jornaleros, que portaban carteles que resumían sus demandas: «documentos para todos», «quiero caminar en luz, no en sombras», «reforma migratoria humana» o «todos merecemos una vida digna».
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