El temor a compartir información personal con las autoridades migratorias hace dudar a un buen número de jóvenes indocumentados amparados bajo la Acción Diferida (DACA) sobre la conveniencia de renovar este permiso a horas de que concluya el plazo para hacerlo.
«La verdad tengo miedo, tengo miedo de que así como el presidente Donald Trump decidió terminar con el programa DACA, la extensión de los permisos de trabajo no sean respetados especialmente si el Congreso no aprueba ninguna legislación en los próximos meses», dijo a Efe Rocío, una joven de 23 años que se identificó así y ha decidido no renovar DACA.
Hoy se cumple el plazo para enviar la aplicación de renovación de DACA al Servicio de Inmigración y Ciudadanía (USCIS), la cual debe de ser enviada por correo, abonando el servicio de «un día al otro» para que sea entregada mañana jueves, de lo contrario no será procesada.
Algunas organizaciones que asesoran a los jóvenes «soñadores», como se conoce a los beneficiarios con DACA, están recomendado que el expediente también se envié por correo certificado y así tendrán una prueba de que la forma fue enviada a tiempo.
Pero jóvenes como Rocío tienen casi seguro que no lo harán. Y sabe muy bien las consecuencias de no renovar DACA: Volverá a «las sombras» y su nombre se agregará de nuevo a la lista de los miles de indocumentados que viven en Estados Unidos y que se encuentran en la mira de la presente administración, que ha endurecido su política migratoria.
James McCament, director interino de USCIS, aseguró este martes que la información de los solicitantes que renueven DACA no será compartida con agencias del orden, incluidas Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) o la Patrulla Fronteriza (CBP).
Aun así, ella no se muestra convencida de la promesa de McCament ya que, en su opinión, la presente Administración ha demostrado que la realidad que viven las comunidades inmigrantes es muy diferente de lo que se dice en Washington.
En concreto, su mayor temor es que un día agentes de ICE toquen a su puerta y la arresten junto a sus padres, que tampoco cuentan con un estatus legal en el país.
De acuerdo a cifras del Departamento de Seguridad Nacional (DSH), hasta el martes unos 106.000 de los 154.000 inmigrantes elegibles para renovar su permiso de DACA habían enviado su aplicación, de los cuales unos 58.000 las enviaron antes del 5 de septiembre, cuando el fiscal general, Jeff Sessions, anunció el fin de este programa federal.
En el anuncio del término de DACA, que desde 2012 otorgó un alivio migratorio y ha protegido de la deportación a unos 800.000 jóvenes indocumentados, el Gobierno federal dio a conocer que aquellos cuyos permisos venzan antes del 5 de marzo de 2018 pueden renovarlos por otros dos años.
De acuerdo a las cifras más recientes de DHS, unos 48.000 jóvenes aun no han mandado su renovación para este programa federal, implementado por el expresidente Barack Obama y que protege a jóvenes indocumentados que han llegado al país siendo unos niños.
«Hay muchos factores que están interviniendo para que algunos jóvenes no estén renovando su DACA«, dijo a Efe Karina Ruiz, directora de la Coalición del Acta Sueño (ADAC) en Arizona.
Al igual que docenas de organizaciones a través de todo el país, desde que se anunció la eliminación del DACA, esta organización ha trabajado arduamente en Arizona para ayudar al mayor número de beneficiarios de este programa.
Ruiz admitió que el número que jóvenes que llegaron a sus oficinas no fue tan grande como el que esperaban.
«Cuando anunciamos las becas para ayudarlos a pagar la aplicación fue cuando vimos el numero incrementarse un poco», dijo.
El económico – el trámite cuesta 495 dólares – constituye otro factor que ha impedido a algunos «soñadores» con posibilidad de renovar no poder mandar su aplicación.
«Si el Gobierno federal nos quiere encontrar lo puede hacer por medio de nuestro número de Seguro Social, por esto estamos pidiendo a todos que pueden tomen esta oportunidad. Es mejor tener una protección, por mínima que sea, a no tener nada», señaló la activista.
Ruiz reconoce sin embargo que el «miedo» es uno de los factores más poderosos que mantienen dubitativos a los jóvenes indocumentados.
Rocío, por lo pronto, sabe que tiene hasta hoy para cambiar de opinión, pero afirma que es «poco probable» que lo haga.