Un año de pandemia del coronavirus ha golpeado a la mujer trabajadora más que a nadie en el mercado laboral estadounidense y revela que su impulso por la igualdad se ha construido sobre un castillo de naipes, que ha ido cayendo durante lo peor de la crisis sanitaria, mientras cuidaban de familiares enfermos o hijos, y que fuerza a desandar irremediablemente años de progreso.
Pese a representar un porcentaje menor de la población activa y pese a los avances en las últimas décadas, desde que comenzó la pandemia y hasta enero más de 2,5 millones de mujeres estadounidenses han abandonado el mercado laboral, frente a 1,8 millones de hombres.
Un estudio sobre participación laboral estadounidense durante la pandemia realizado por economistas de la Reserva Federal de Chicago muestra no solo que las madres trabajadoras se han visto más perjudicadas durante esta crisis, sino que la gigantesca brecha hace que el hombre con niños haya sido uno de los menos afectados por la ralentización económica.
«Esto no es sorprendente, las normas sociales son uno de los factores de este dato. Por desgracia, entre hombres y mujeres con niños, va a ser la mujer la que se ocupe de un mayor número de tareas del hogar», explica Luojia Hu, economista de la Reserva Federal de Chicago y una de las autoras del estudio.
Según esta investigación, las mujeres con niños vieron reducida casi en un punto porcentual su participación laboral al inicio de la pandemia, con peores datos para las mujeres afroamericanas e hispanas y sobre todo para aquellas que son madres solteras, que se han visto abocadas a un callejón sin salida debido a los despidos o la necesidad de cuidar de los niños.
CRISIS EN HOSTELERÍA Y COMERCIO
Otro de los factores que han contribuido al desplazamiento de la mujer ha sido el hecho de que la crisis ha arrasado sectores en los que la mujer tenía una importante presencia como en la hostelería y el comercio minorista.
«La cuestión es si la participación laboral en general regresará a los niveles previos o si habrá una pérdida de capital humano. Eso ahora mismo no está claro y no sabemos si la perdida será permanente. Si habrá una nueva economía tras la pandemia», señala Hu.
Elise Gould, economista del Economic Policy Institute, apunta a otro factor determinante en el hecho de que en un momento de dificultades como al que ha forzado la pandemia del COVID-19 se pierdan más empleos femeninos: en igualdad de condiciones, con ambos cónyuges trabajando en un puesto similar, la mujer gana menos, lo que pone de relevancia la importancia de recortar la brecha salarial.
“Además del contexto cultural, si uno de los dos miembros del hogar deben abandonar su trabajo para atender la casa, será la mujer la que suponga un menor golpe financiero”, señala Gould, quien coincide en señalar la falta de una red de bienestar social en Estados Unidos como el principal escollo para la incorporación plena de la mujer en el mercado laboral.
La mujer ha tenido que regresar al hogar a ocuparse de los niños, guiarles en la instrucción a distancia, suplir las carencias que se dieron durante el confinamiento y ocuparse de la casa tanto si mantuvo su trabajo como si no.
En marzo, cuando se produjo la mayor destrucción masiva de empleos de la historia nacional, ese mazazo afectó sobre todo a mujeres y cuando la recuperación se frenó en diciembre, las mujeres representaron toda la destrucción de empleo neta del país.
Estados Unidos sigue teniendo 9,5 millones de empleos menos que antes de la pandemia y el regreso de la mujer a muchos de esos puestos de trabajo, tanto si son en los mismos sectores o en una nueva economía pospandemia, será clave.
– Con información de EFE
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