La agencia federal del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos sospechosamente ha reportado a nivel nacional una dilatación del proceso de ciudadanía de más de 750,000 inmigrantes con exámenes de ciudadanía ya aprobados y sólo a la espera de la ceremonia de juramentación.
El número de inmigrantes afectados es casi el doble de casos del número del año pasado. Claramente que inmigrantes logren la ciudadanía no es una prioridad para la administración Trump.
Para todos es sabido que Trump ha hecho del tema migratorio un punto importante en sus discursos desde su campaña proselitista y habla constantemente sobre la necesidad de incrementar el presupuesto de las agencias federales que tratan el tema migratorio pero en la parte represiva no así en las agencias cuyas funciones benefician al inmigrante.
De hecho, una de sus propuestas que más ruido genera es la contratación de 5,000 agentes del Servicio de Protección de Fronteras.
Otro de los puntos que Trump enfatiza en sus discursos “campañescos” incluso como presidente es sobre lo que él llama migración legal contrastándola con la migración ilegal. Muchos de los casos retrasados han esperado varios lustros para poder tomar el examen de ciudadanía, lo han aprobado y han cumplido con todos los requisitos legales.
No obstante, Trump ha invertido más de $1,700 millones en una idea incierta como el muro y ha decidido castigar por medio de recortes de presupuesto a las unidades que procesan los casos, retrasando así efectivamente el
proceso de migración legal.
Aunque Trump y su administración traten de justificar el retraso con argumentos fiscales, claramente el dinero no es problema a decir por la inversión en el muro. La verdadera razón radica en el contexto político.
A menos de 3 meses para las elecciones de medio término, unas elecciones claves para el control de la Casa de Representantes, el Senado, una docena de sillas de gobernadores y legislaturas estatales, este retraso puede significar que el casi millón de inmigrantes – quienes han sido objeto de calumnia y vilipendios por parte de Trump- y estén hoy sólo a la espera de la juramentación para lograr su certificado el cual les otorgaría el derecho a votar el próximo 6 de noviembre, podrían poner en riesgo las mayorías republicanas a nivel federal y en algunos estados.
De seguir retrasando el proceso, Trump está reprimiendo el voto inmigrante.