Por: Plinio Garrido
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Lucy García podría decir “Misión cumplida” como servidora de varias “generaciones” de adultos mayores en la Capital del Mundo pero continúa trabajando con el mismo amor e igual compromiso de hace treinta años, cuando descubrió que velar por el bienestar de los “seniors” era su vocación de vida.
Para esta barranquillera nacida en una casa señorial con altas rejas de hierro y un jardín pleno de cayenas, lirios y siemprevivas en el Porvenir, barrio de clase media alta en la capital del Caribe colombiano, las personas mayores resultan un tesoro invaluable, una plétora de sabiduría que la sociedad poco tiene en cuenta, y menos, se ocupa en reconocerle su lugar como recurso de altísimo valor social, sociológico y emocional.
Se complace en que no hayan sido en vano sus tres décadas de trabajo continuo para que miles de personas mayores en Nueva York pudieran y puedan contar con un desayuno y un almuerzo saludables; acceder a programas sociales, recibir los beneficios establecidos por la ley y que les sean respetados derechos amparados en normas federales, del estado (New York State) y de la Ciudad.
Se lo ha ganado, a pulso, por cuanto hizo en el Elmhurst / Jackson Heights Senior Center, durante esas tres décadas, con jornadas muchas veces extenuantes y en incontables ocasiones seis días a la semana.
Su entrega y devoción hacia las personas mayores es muchas veces motivo para que sus amigas más cercanas le digan: “¡Niña!, lo tuyo es un apostolado”.
De los premios, proclamas y agasajos recibidos por Lucy García, señalamos el otorgado por el congresista de Queens Joseph Crowley y por Hillary Clinton, esposa de un presidente, Secretaria de Estado, Congresista, excandidata presidencial y una de las mujeres más influyentes en el mundo.
El más reciente reconocimiento le fue otorgado por Queens Interagency Council on Aging (QICA), en una gala bonita en la que estuvieron quienes la aman, la admiran y tienen motivos para haber estado presentes y expresarle muestras de gratitud.
“Para mi estos 30 años de servicio significan que Dios me dio una misión que cumplir; no dudo que él, escogió mi carrera de Trabajadora Social. De igual manera decidió que mi enfoque sería ayudar a las personas mayores, las cuales necesitan apoyo. Sobre todo, cuando sus familiares, por circunstancias distintas —muchas veces involuntarias— no están presentes en los momentos de mayor fragilidad en sus vidas”, dijo García.
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