La controversia suscitada en torno a las licencias de conducción para inmigrantes indocumentados podría ver la luz al final del túnel este 2019. La propuesta legislativa de ser aprobada beneficiaría a miles de personas “sin papeles” a lo largo de todo el Estado de Nueva York.
No obstante, la normativa que mantiene expectantes a gran cantidad de latinos, no deja ofrecer un alivio a personas como Alex Tuki, un inmigrante chileno, residente del condado de Suffolk, en Long Island, quien se ve obligado a conducir todos los días sin tener licencia de conducción.
“Debo conducir sin el permiso porque mi trabajo queda a 19 millas y pagar un taxi diariamente no era un buen negocio para mí y mi hijo”, nos confesó Tuki. “Cada vez que conduzco estoy muy nervioso, mi corazón se acelera cuando veo una patrulla de policía y temo encontrarme en la carretera a algún conductor ebrio que colisione conmigo. Eso sería lo más aterrador”, agregó.
Diversos grupos activistas, defensores pro-inmigrantes y representantes electos en Nueva York vienen presionando por la aprobación del proyecto de ley que daría acceso al anhelado documento para poder manejar legalmente.
Para Katherine Mendieta, procedente de Honduras quien llegó a los Estados Unidos cuando tenía 8 años, el uso del carro en este momento de su vida es indispensable. Ella ahora tiene la mayoría de edad y trabaja a 12 millas de su hogar.
“Necesito el carro para ir a trabajar, para ir de compras y para ir a mi segundo trabajo en las noches, y creo que lo que más miedo me genera, es la posibilidad de un accidente”, dijo la residente de Central Islip.
Ella asegura ser muy cuidadosa siempre que se encuentra al mando de su carro, aunque la invade el miedo pues la imprudencia de otros conductores puede ponerla en descubierto frente a un policía en caso de verse vinculada en accidentes de tránsito.
¿Luz verde?
Para el legislador Philip Ramos, uno de los auspiciadores de la ley que daría acceso a la licencia de conducir (‘Driver’s license access and privacy act’) presentada el 4 de abril del 2018, los beneficios ante la aprobación de esta iniciativa y necesidad van más allá del porte oficial del documento. “Ojala que este año podamos hacerlo», indicó Ramos, miembro de la Asamblea estatal de Nueva York por el Distrito 6.
En entrevista con NOTICIA, el asambleísta agregó: “Al ciudadano americano le conviene que el inmigrante tenga licencia, para que asimismo pueda tener un seguro que cubra los gastos en caso de accidentes. El instinto de supervivencia va más allá del miedo, y el inmigrante va a buscar una manera de llegar al trabajo y ofrecer un futuro sostenible para su familia”.
Ramos ha sido auspiciador de esta ley por más de 10 años y asegura que en caso de que el temor de algunos conductores indocumentados se haga realidad, lo apropiado es colaborar con el policía que lo esté requiriendo, mantener siempre las manos donde el detective pueda verlas para evitar malos entendidos, y suministrar un documento de identificación legal. En ningún caso identificarse con documentación falsa, ya que el hecho agravaría el estatus migratorio del infractor.
“El recorrido de mi casa al trabajo y el regreso es una verdadera pesadilla pero en tiempos desesperados, medidas desesperadas y tengo que ir al trabajo”, sostuvo Tuki, vislumbrando los riesgos que enfrenta a diario.
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