El pasado lunes se celebró la Octava Marcha Trans-Latinx por las calles de Jackson Heights, en Queens. Más de 500 miembros de la comunidad marcharon en defensa de los derechos de la comunidad transgénero latina, exigiendo el fin de la violencia y discriminación transfóbica. La marcha de este año exigió el fin de la criminalización y la detención de las personas TGNCIQ (personas transgénero, no conformes con el género, de género expansivo, intersex y queer).
Miembros de la comunidad trans, activistas, aliados junto con la organización Make the Road New York y funcionarios electos, entre ellos la senadora estatal Jessica Ramos, la asambleísta estatal Catalina Cruz y el concejal Jimmy Van Bramer, marcharon juntos denunciando la violencia transfóbica en las calles de la ciudad y en los centros de detención migratoria.
“La visibilidad de estas marchas son tan importantes en nuestra comunidad porque necesitamos ponerle fin a la transfobia y aceptar de que hay seres humanos que son diferentes a nosotros pero que también pueden ser buenas personas, y eso es aun lo más importante; así que ese es el mensaje de hoy”, dijo la senadora Ramos, quien fue nombrada la primera Gran Mariscal de la Marcha Trans-Latinx. “Queremos que las autoridades se encarguen de encontrar las personas que cometen estos crímenes y hacerlos responsables de sus actos, estamos en comunidad y estamos contentos recordando todas las mujeres transgénero que han muerto en los centros de detención de inmigración”.
Violencia contra las mujeres trans-latinas
En los últimos años, se ha incrementado la violencia contra las mujeres trans-latinas. Apenas la semana pasada, Bianey García, organizadora y miembro de Make the Road New York fue víctima de un ataque transfóbico en las calles de Jackson Heights, cuando una pareja le roció gas pimienta.
“Marchamos porque muchas de nuestras hermanas, incluyéndome a mí, han sufrido ataques de transfobia y hoy enviamos un mensaje claro: ‘exigimos a todos que respeten nuestra existencia’. Continuaremos mostrando nuestra capacidad de recuperación, educando a nuestra comunidad y luchando para poner fin a la criminalización de nuestra gente», expresó García.
La Ley de Derechos Humanos de la Ciudad de Nueva York protege a los neoyorquinos de toda clase de discriminación para que puedan vivir, trabajar y prosperar en la ciudad libre de segregación. Según la legislación, las personas LGBTQ deben recibir un trato igualitario en el lugar de trabajo, residencia y en espacios públicos.
Después de la marcha se llevó a cabo una fiesta callejera con comida y presentaciones.