México ha creado una «mesa permanente» con Honduras, El Salvador y Guatemala para atender el fenómeno migratorio y este miércoles el canciller Marcelo Ebrard hablará con los presidentes del resto de naciones.
«Hoy conversaré con los mandatarios. Pero ya habíamos tenido conversaciones con los embajadores. Tenemos conversaciones todas la semanas, pero ahora se instaló una mesa permanente para atender la emergencia», dijo el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) desde Palacio Nacional.
En la conferencia matutina del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, el canciller afirmó que con estas naciones se abordarán temas consulares, de protección de los migrantes y de gestión fronteriza, que es «compleja».
«Tenemos que ver muchos detalles y trabajar de la mano con ellos. Mañana (jueves) les informaré qué ocurrió con esto», apuntó.
Ebrard explicó que tras la implementación de un «plan especial» con distintas dependencias de gobierno, se avanzó en el despliegue de miles de agentes de la Guardia Nacional en el sur del país, una de las medidas anunciadas para aplazar la amenaza arancelaria de Estados Unidos.
«Podríamos decir que ya estamos en la fase de implementación del plan especial», aseguró, y detalló que este mismo miércoles y en días subsiguientes empezará el despliegue, que ha de avanzar «rápidamente».
Adicionalmente, se presentarán «acciones inmediatas de migración» para mejorar la capacidad de gestión.
El viernes, se llevará a cabo una reunión con los gobernadores de los estados de Oaxaca, Chiapas, Veracruz y Campeche, en el sur y este del país. Y así, establecerán medidas estatales y federales.
Tras entregar un informe detallado al Senado de su actuar durante las conversaciones en Washington de la pasada semana, este miércoles Ebrard dio unas pinceladas de la llamada telefónica que mantuvo con Donald Trump, a modo de conclusión de las negociaciones.
Explicó que la llamada fue de unos cinco minutos y que el jefe de la Casa Blanca le comunicó la importancia de atender el fenómeno migratorio y el tráfico de drogas.
Sobre este segundo punto, Ebrard le explicó que «había un programa de cooperación muy amplio».
Ebrard también manifestó que la semana que viene se reunirá con varias agencias de las Naciones Unidas para abordar el fenómeno migratorio, entre estas el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Atribuyó a factores políticos, de inseguridad y económicos -en especial la caída del precio del café- el «exponencial» incremento de migrantes en los últimos meses, desechando así que la política inicial del Gobierno de López Obrador de ofrecer tarjetas de visitante por razones humanitarias hubiera incentivado el éxodo.
Finalmente, dijo que el viernes -tras la reunión con gobiernos estatales- se podrá tener un cálculo más exacto del costo económico que supondrá implementar todas estas nuevas medidas migratorias.
Antes de dar la palabra al canciller, López Obrador recordó que se logró «un buen acuerdo» que evitó «una crisis económica y financiera» y ha recibido el respaldo de ciudadanía, empresariado y mercados.
«Es todo un desafío porque tenemos que demostrar en un plazo que hay otra vía y forma de atender el fenómeno migratorio, lo que sería la vía mexicana», dijo en referencia a que en 45 días el Gobierno estadounidense evaluará los avances, y podría reactivar la amenaza arancelaria.
Sin revelar cifras, López Obrador dijo que hay presupuesto para el programa migratorio gracias al dinero que el Gobierno se ahorra con el combate a la corrupción y sus medidas de austeridad.
El líder izquierdista pidió a todos los mexicanos que actúen con «humanismo» ante los migrantes e hizo referencia a cómo la Biblia dice que hay que tratar a los extranjeros.
«Nada de xenofobia, que significa odio al extranjero, ni campañas contra migrantes. Eso no es humano ni es cristiano», concluyó.
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