Miles de neoyorquinos recibieron este miércoles, con toneladas de confeti, a las flamantes ganadoras del Mundial de fútbol disputado en Francia, en un desfile donde Megan Rapinoe, la capitana, se ha convertido en estrella y símbolo de miles de niñas, así como azote de Trump: «Tenemos que amar más y odiar menos».
La calurosa mañana de julio no amedrentó a los miles de familias, arrastradas en muchos casos por las más jóvenes de la casa, a quienes ha inspirado el ejemplo de la selección nacional; y, sobre todo, su causa por conseguir una paga igual a la del equipo masculino.
«Ellas me inspiran a trabajar duro y hacer lo mejor que pueda», aseguraba una joven de diez años, fan del fútbol -«soccer», como se conoce en EEUU- desde que tiene tres, y que lleva pintada en la cara las barras y estrellas de la bandera estadounidense.
«¡Estoy muy emocionada! ¡Vamos chicas! ¡Son una inspiración para nosotras!», gritaba a las cámaras otra de las asistentes, preparada para el paso de las jugadoras.
Durante el desfile las jugadoras se repartieron en varias de las carrozas y fueron acompañadas por las autoridades locales y estatales, como el alcalde Bill de Blasio o el gobernador del estado Andrew Cuomo.
La procesión llevó a las jugadoras desde el Cañón de los Héroes -y heroínas, añadió de Blasio- en el bajo Manhattan hasta la Alcaldía, donde fueron recibidas en una gala con todas las localidades agotadas y, una a una, recibieron la llave de la ciudad.
«Alcalde, vas a tener que cambiar las cerraduras», advirtió una de las jugadoras a un eufórico De Blasio.
«Este es el mejor equipo y el más ganador en la historia de nuestro país», dijo el alcalde, que pasó a corear el lema «USA, equal pay!» (Estados Unidos, paga igualitaria).
La reivindicación por cobrar lo mismo se ha convertido en un tema central en el país a raíz del protagonismo que la selección femenina ha cobrado durante el mundial de Francia.
Las 28 jugadoras del combinado nacional demandaron a la Federación el pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, por «discriminación de género institucionalizada» por cuestiones salariales, pero también por los lugares donde jugaron y cada cuanto tiempo, los entrenamientos, los tratamientos médicos e incluso el transporte a las convocatorias.
Sin embargo, la capitana Rapinoe, quiso agradecer el apoyo de la Federación durante la cita, así como el trabajo de su presidente, Carlos Cordeiro: «Creo que está con nosotras. Va a hacer las cosas correctas. Ha demostrado que nos apoya y se lo agradecemos».
Rapinoe, de 34 años, con el pelo teñido de rosa, se ha convertido en un símbolo de resistencia frente al presidente estadounidense, Donald Trump.
La delantera fue la más ovacionada tanto durante el desfile como durante el acto posterior. En su discurso, el más esperado de la mañana por la potente carga de sus mensajes, Rapinoe agradeció a sus compañeras el trabajo y aseguró que había sido un honor ostentar la capitanía del combinado.
«No hay otro puesto en el que me gustaría estar… Ni siquiera en la carrera presidencial. Lo siento, estoy ocupada», bromeó Rapinoe con De Blasio, aspirante a la nominación presidencial por el Partido Demócrata, sentado junto a ella.
Sin embargo, la futbolista no quiso perder la oportunidad de lanzar un mensaje político a favor de la unidad, y de que todos los que la escuchen sean «más, sean mejores, sean más grandes».
«Tenemos que hacer las cosas mejor. Tenemos que amar más y odiar menos. Tenemos que escuchar más y hablar menos. Es nuestra responsabilidad hacer un mundo mejor», dijo.
Rapinoe ha protagonizado varias polémicas con Trump y es muy crítica con la visión de país del mandatario, llegando a rechazar acudir a la Casa Blanca en caso de ganar -como ha sucedido- la Copa del Mundo de Fútbol femenino.
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— U.S. Soccer WNT (@USWNT) 10 de julio de 2019