Donald J. Trump, nativo de Queens y ahora residente en Florida, se convirtió oficialmente en el 47º presidente de los Estados Unidos el lunes al mediodía en una ceremonia en la rotonda del Capitolio.
Por Robert Pozarycki
Trump es apenas el segundo presidente en la historia de Estados Unidos en ser elegido para dos mandatos no consecutivos en la Casa Blanca; el primero fue Grover Cleveland, el 22º y el 24º presidentes.
El presidente de la Corte Suprema, John Roberts, como lo había hecho ocho años antes, le tomó juramento a Trump el 20 de enero al mediodía, mientras la esposa de Trump, la primera dama Melania Trump, sostenía la Biblia. Debido al frío, la ceremonia se trasladó al interior del Capitolio en lugar de la tradicional ubicación de la inauguración, en la escalinata exterior.
La toma de posesión del presidente Trump se produce después de cuatro años tumultuosos en los que fue acusado penalmente cuatro veces, incluso por su presunto papel en la incitación a la insurrección del 6 de enero de 2021 en el Capitolio de Estados Unidos, y una condena en un tribunal de Manhattan por 34 delitos graves (https://www.amny.com/news/trumps-conviction-upheld-sentencing-set-for-jan-10-in-hush-money-case/) de falsificación de registros comerciales, por los que no recibió sentencia.
Tras derrotar a la ex vicepresidenta Kamala Harris en noviembre pasado, Trump fue elegido gracias a una campaña que incluyó la imposición de aranceles a los bienes importados, la reducción de costos, la lucha contra la inmigración ilegal y, en cierto modo, la búsqueda de venganza. Antes de su toma de posesión, intentó eliminar la ciudadanía por derecho de nacimiento para los estadounidenses nacidos de padres indocumentados mediante una orden ejecutiva, una medida que probablemente enfrentará impugnaciones judiciales.
Aunque perdió cómodamente en el estado de Nueva York, donde había pasado gran parte de su vida, Trump pareció ganar más votantes de la ciudad en las elecciones presidenciales de 2024, ya que más neoyorquinos parecían motivados por preocupaciones económicas y de seguridad pública.
A pesar de haber heredado la economía más fuerte del planeta en tiempos de paz, Trump afirmó que Estados Unidos estaba en decadencia, pero que él cambiaría la situación poniendo a “Estados Unidos primero”.
En su discurso inaugural, Trump afirmó que haría a Estados Unidos “más grande, más fuerte y mucho más excepcional que nunca”, y describió una serie de órdenes ejecutivas que firmaría el lunes para cerrar la frontera sur, invocar la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 “para eliminar la presencia de todas las pandillas extranjeras y redes criminales que traen crímenes devastadores a suelo estadounidense”, declarar una emergencia energética nacional y expandir la perforación petrolera.
Trump también dijo que «forjaría una sociedad daltónica y basada en el mérito», y declaró que la política del gobierno de Estados Unidos era reconocer solo dos géneros, una medida que efectivamente privó de sus derechos a los estadounidenses transgénero y binarios.
El nuevo presidente también reafirmó sus declaraciones anteriores de que buscaría cambiar el nombre del Golfo de México a Golfo de América; restaurar el nombre de Monte McKinley al pico más alto de América en Alaska (que los nativos americanos han llamado Denali durante siglos); recuperar el Canal de Panamá, que Estados Unidos cedió a Panamá en un acuerdo de 1999; crear un “Servicio de Impuestos Externos” para recaudar aranceles sobre los bienes importados; y plantar la bandera estadounidense en Marte.
Mientras tanto, más temprano el lunes, JD Vance de Ohio prestó juramento como vicepresidente, sucediendo a Harris.
Traducción: Nahuel Leto
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