Nueva York comenzará a cerrar las instalaciones de la cárcel municipal de Rikers Island, considerada una de las más peligrosas del país, el próximo verano como parte de un plan que la Administración del alcalde Bill de Blasio prevé que se alargará una década.
Según informó la alcaldía en un comunicado, el departamento penitenciario de la ciudad cerrará el Centro de Detenciones George Motchan, que actualmente tiene en custodia a unos 600 hombres, aunque no especificó una fecha concreta más allá de que lo hará en verano.
La clausura de ese centro reduce de nueve a ocho las instalaciones de Rikers en funcionamiento, y no se traducirá en despidos ni en una disminución de los trabajadores de la penitenciaría, asegura el documento.
«En los próximos meses, el departamento penitenciario desarrollará planes para transferir al personal uniformado y los detenidos a otras instalaciones», añade.
De Blasio destacó el paso como «importante» para cerrar la cárcel municipal de Rikers Island, hacer más «pequeño y seguro» el sistema de prisiones neoyorquino y crear más instalaciones «basadas en la comunidad».
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De acuerdo a la alcaldía, la población encarcelada en Rikers se ha reducido sustancialmente y en diciembre cayó por debajo de los 9.000 reos, una barrera que no se alcanzaba desde 1982, hasta 8.705.
El pasado mes de junio, De Blasio anunció el plan de cierre del penal, que contemplaba reducir la población de la prisión de unas 9.400 personas en este momento a 5.000 dentro de los próximos cinco años.
La institución de 85 años será sustituida por cárceles más pequeñas a través de la ciudad, y para reducir su población está prevista una inversión de 30 millones de dólares en los próximos tres años para programas alternativos al encarcelamiento.
Blanco de críticas por violencia, maltrato o corrupción, Rikers Island, el mayor complejo carcelario del país, alberga por separado a hombres, mujeres y adolescentes, y tiene una planta eléctrica y una panadería.
