El mapa petrolero mundial sigue cambiando profundamente. Aún así, los precios del crudo se han estabilizado en alrededor de $60 por barril, gracias en gran parte a las restricciones de la producción acordadas por la Organización de Países Exportadores de Petróleo y Rusia.
También está contribuyendo significativamente al cambio en el mundo petrolero el hecho que Estados Unidos, gracias a ciertos avances tecnológicos, este año producirá más de 10 millones de barriles de crudo por día, niveles que no se veían desde hace casi cincuenta años.
Por ende, Estados Unidos está cerca de remplazar a Arabia Saudita como el segundo mayor productor mundial, después de Rusia.
No obstante, Estados Unidos tiene que importar petróleo, pero en montos menores, desde 12 millones de barriles diarios en 2007 a 4 millones de barriles diarios en 2017.
Quizás tan relevante es que como resultado de las menores importaciones, Estados Unidos se ha vuelto menos dependiente de los abastecimientos del Medio Oriente.
Juntos, los dos principales abastecedores de crudo importado por Estados Unidos son Canadá y México, seguidos por Arabia Saudita y Venezuela.
En contraste, la insaciable demanda de energía de China, estimulada por espectaculares tasas de crecimiento económico, la están haciendo más dependiente del crudo del Medio Oriente.
Como lo describió el ex vicepresidente ejecutivo de Saudi Aramco, Sadad Ibrahim al’Husseini, citado en el New York Times, en China “necesitan energía desesperadamente, nosotros tenemos un montón de energía, así las piezas encajan”.
* Isaac Cohen es analista y consultor internacional, ex-Director de la Oficina de la CEPAL en Washington. Comentarista de economía y finanzas de CNN en Español TV y radio, UNIVISION, TELEMUNDO y otros medios.
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