Por: Natalia de Cuba Romero
Prometía ser una temporada de prosperidad y adelantos.
Después de años de subes y bajas, Jenny Fiel Lopez, 37, y Zenen Lopez, 52, de Bay Shore, esposos y propietarios del camión de comida, Zoe’s Wepa Pasteles LLC, estaban en auge: clientes fieles, eventos habituales, y buen flujo de producción y de fondos.
Entraba la época navideña, una temporada alta cuando puertorriqueños alrededor del área tri estatal piden pasteles (una especie de tamal, hecho con masa de guineo o de yuca en vez de maíz) en cantidades grandes. Es uno de los platos más icónicos – y trabajosos – de la mesa navideña puertorriqueña. Zoe’s Wepa Pasteles los vende a la docena a los que no tienen el deseo, el tiempo o la mano de obra para hacerlos en casa.
Pero surgió un desastre el 11 de noviembre, justo en el comienzo de la época festiva. El Dodge RAM que remolca su cocina móvil – pieza fundamental del negocio – sufrió una avería. Se le cayó una válvula al motor, causando crisis comercial y familiar.
«El negocio finalmente estaba rentable. Habíamos ahorrado un poco de dinero», dijo Zenen Lopez, en Destination Unknown Brewery Company in Bay Shore, donde estaba estacionado el camión de comida un lunes recién. «Y en eso, el camión se dañó en el Bronx y tuvimos que llamar un remolque». El concesionario de autos les dio un precio de 18 mil dólares para un motor nuevo, una cantidad inalcanzable para el pequeño negocio.
Desde entonces, la pareja ha alquilado o cogido prestado camiones para remolcar la cocina móvil a sus eventos. Cuando Fiel necesita el vehículo familiar que les resta para su trabajo como administradora de casos sociales, Lopez no puede efectuar entregas, ni ir de compras para el negocio. Se sienten en una cuerda floja.
El negocio es más que una empresa; es un legado.
Zoe’s Wepa Pasteles tiene sus raíces en Arroyo, Puerto Rico, donde los bisabuelos de Fiel establecieron un restaurante luego heredado por la abuela. Fiel, nacida en Nueva Jersey, vivió con su abuela del sexto al noveno grado.
“Cuando vivía con ella, me enseñó a ser independiente”, relató Fiel. “Sábado y domingo limpiaba toda la casa, hacía la compra, e hice todas las comidas. Era una vida humilde. Aprendí a cocinar arroz, guisos, carnes, postres. Me enseñó toda la cocina puertorriqueña”.
La experiencia de Zenen Lopez en Brentwood fue parecida. Era el único varón en una casa con cinco tías y la abuela. “Las fiestas eran grandes,” recordó. “Allí es donde aprendí a hacer pasteles. Llegamos a ser 12 en una casa. Cada cual tenía su deber en la cocina”.
Zoe’s Wepa Pasteles (llamado por su hija de 7 años) comenzó como entretenimiento durante la pandemia. Invirtieron $150 en ingredientes y materiales, y con parientes, prepararon 10 docenas de pasteles. En menos de 24 horas se vendieron todos en Facebook Marketplace y se convirtió en un propósito verdadero.
En el 2022 alquilaron la cocina móvil. “Ha sido un aprendizaje”, dijo Fiel. “Papelería, permisos del Departamento de Salud, y muchas cosas inesperadas”.
Pero este momento parece ser el más difícil.
Tanto Fiel como Lopez crecieron sin padres juntos, y el negocio les permite darle otra experiencia a su hija. La pareja consiguió un mejor precio para un motor usado, pero los $8 mil siguen estando fuera de su alcance. Abrieron un GoFundMe con una meta de $6mil, pero aún falta mucho. Seguirán operando hasta marzo, cuando vencen los permisos y contratos.
“Mi mente está por todas partes” dijo Fiel, angustiada. “¿Comprar vehículo nuevo? ¿Mudarnos? Surgió esto en el mismo momento que pensaba que estábamos llegando a algo. No sé”.
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Si usted desea extender su mano amiga y apoyar a esta familia puertorriqueña de Long Island para mantener en marcha los Zoe’s Wepa Pasteles, puede hacer su donación al fondo de reparación de camiones en gofund.me/d242e3fc o escanear el código de abajo, ¡Muchas gracias por su generosidad!:
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