Un centenar de inmigrantes, en su mayoría de Honduras, comenzaron a llegar a la ciudad de Puebla, centro de México, como parte de la caravana migrante que culminará su recorrido el próximo 9 de abril en la capital mexicana.
El primer grupo de inmigrantes hizo su arribó la tarde del jueves a Puebla, capital del central estado del mismo nombre, y el resto de los miembros de la caravana llegó durante la noche y las primeras horas del viernes, dijeron a Efe los organizadores.
«No son criminales, son ilegales que quieren la oportunidad de trabajar», comentó Gustavo Rodríguez Zárate, párroco de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Puebla, que dará hospedaje a la Caravana del 6 al 8 de abril.
Alrededor de 1.100 inmigrantes de Guatemala, Honduras y El Salvador, integran esta caravana que se dirige a Ciudad de México, donde algunos terminarán su viaje y otros seguirán al norte en busca del sueño americano.
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Asilo y Refugio
El párroco Rodríguez Zárate aseguró que la meta de estos inmigrantes es lograr el estatus de refugiado en México o en Estados Unidos conforme a las leyes del derecho internacional. «Los migrantes aprovechan el pretexto de la caravana para conseguirlo» señaló el párroco.
Con este fin, este viernes, abogados mexicanos y estadounidenses resolverán sus preguntas y les informarán los procedimientos para solicitar asilo y refugio tanto en México como en Estados Unidos, dijo Gina Garibo, coordinadora la asociación Pueblos sin Fronteras.
El párroco, que ha preparado el recibimiento de la Caravana, asegura que lo más importante es que los inmigrantes se sientan cómodos y que reciban alimento e información en los días que estarán en Puebla.
«Lo principal es la acogida, que se sientan seres humanos después de ser maltratados, y violentados; que tengan un espacio donde se reconozcan como seres humanos se les brinde alimento y los talleres para estos tres días» indicó el párroco.
«Quiero trabajar para pagar las deudas que tengo en mi país», declaró Ana Margarita Lemus, una salvadoreña que viaja con su pareja y que ha dejado en su país a sus cuatro hijas, de las que se despidió hace dos semanas.
«En cada pueblo que íbamos la gente nos regalaba comida, nos bañábamos donde podíamos, en los ríos, y nos quedábamos a dormir en los parques» comentó Ana Margarita.
Al igual que ella el hondureño Luis, de 39 años, le prometió a su esposa enviarle dinero y sacarla de Honduras. «Mi esposa de lo decepcionada se regresó a Honduras con la niña y embarazada» señaló.
La parroquia de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos y la de la Asunción son algunos de los puntos de acogida donde se espera que pasen estos tres días los integrantes de la caravana de migrantes.
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