A viva voz un grupo de activistas, líderes religiosos y grupos de derechos de los inmigrantes se reunieron el 1ro. de diciembre en Huntington Station, Long Island, para protestar en contra de las agresiones hacia los inmigrantes en la frontera sur del país.
La iniciativa denonimada “Stop The Tears” surge al recordar que el pasado 25 de noviembre los agentes policiales asignados a la frontera de Estados Unidos con México dispararon gases lacrimógenos y balas de goma hacia un grupo de inmigrantes que intentaban cruzar la línea fronteriza desde Tijuana.
En medio de esa situación quedaron atrapados mujeres, hombres y niños procedentes de Centroamérica quienes llegaron a la línea divisoria en caravana para solicitar asilo humanitario en territorio estadounidense.
“Esas políticas son crueles e injustificadas y deben ser rechazadas a viva voz”, era la consigna principal que motivó a los manifestantes a reunirse en la intersección de la Ruta 110 y Jericho Turnpike, y mostrar su inconformidad ante la dura política inmigratoria de la Administración Trump.
“Las personas que fueron atacadas por los agentes fronterizos están huyendo de condiciones peligrosas y tienen el derecho humano y legal de pedir asilo en los Estados Unidos”, indicó Sharon Golden, de la organización Together We Will LI.
El llamado de la comunidad presente en la protesta es porque en los centros de detención del país hay un número récord de niños, lo que pone en riesgo la integridad de los menores.
“Necesitamos recuperar la capacidad para servir a otros y el trato inhumano hacia los inmigrantes no puede ser la imagen de los Estados Unidos frente al mundo”, señaló el líder social Wyatt Cooper.
Asimismo, se encuentran en desacuerdo con la amenaza del gobierno actual de cerrar por completo las fronteras a quienes solicitan asilo en EE.UU.
Este evento de protesta fue organizado por Long Island Inclusive Communities Against Hate (LIICAH), Together We Will Long Island y Families Belong Together Long Island.
Asimismo, participaron como co-patrocinadores American Academy of Pediatrics NY Chapter 2, Latinos Unidos de Long Island, Suffolk Progressives, Long Island Activists, Young Progressives of Nassau County, y un amplio grupo de organizaciones humanitarias y sociales.
“Los niños están siendo sometidos a gas lacrimógeno y un número sin precedentes de niños están detenidos en lugar de permanecer en comunidades amorosas, los niños siguen siendo separados indiscriminadamente de sus padres”, protestó la Dra. Eve Krief, fundadora de LIICAH y miembro del equipo nacional de FamiliesBelong.org.
«Esto no es América y estas pruebas son antitéticas a nuestros valores estadounidenses fundamentales», recalcó.
Apoyo Blanco
De esta manera el llamado bilingüe a la protesta por parte de organizaciones de derechos de los inmigrantes y líderes comunitarios se dejó sentir fuerte en Long Island.
En el rally se destacó la presencia de personas de origen anglo quienes se sensibilizan por la crisis humanitaria que se vive en la frontera sur con miles de migrantes hispanos.
“Una sociedad no puede sostenerse gracias a las dificultades de otros pueblos, nuestro gobierno es cruel, pero el pueblo Americano no lo es”, dijo Blake Wright, un manifestante que llegó desde Carolina del Norte.
Así como él muchos son los ciudadanos estadounidenses blancos que tomaron parte en estos reclamos en el condado de Suffolk en contra de los abusos que padecen familias centroamericanas en la frontera sur.
“El llamado al equilibrio, a no olvidar las bases del pueblo Americano y su capacidad para ayudar. Estas personas decidieron migrar al sentir miedo por sus vidas y nosotros no podemos incrementar ese miedo”, enfatizó otro protestante llamado Carson Murphy.
En tanto, también acudieron a la protesta algunas personas hispanos que se mostraron preocupados y confundidos por el futuro que le espera al país.
“El ingreso masivo de inmigrantes es un colapso a mediano plazo y, aunque parece odioso de mi parte, creo que las masas requieren una gran ayuda o cómo lo plantea el presidente (Trump) serán una carga pública”, declaró Pedro Rodríguez, un residente de Deer Park, en el condado de Nassau.
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