Por: Saranac Hale Spencer (Compendio SciCheck)
Los ensayos clínicos y los estudios médicos han indicado que las vacunas contra el COVID-19 son seguras para personas embarazadas.
Sin embargo, mensajes en redes sociales tergiversan reportes no verificados presentados en los sistemas de monitoreo de vacunas en Estados Unidos y Europa para sugerir engañosamente que “920 mujeres” perdieron bebés porque recibieron vacunas contra el COVID-19.
Los Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea tienen, cada uno, sistemas para reportar efectos secundarios que pueden haber sido causados por una vacuna.
EE.UU. cuenta con el Sistema de Notificación de Reacciones Adversas a las Vacunas o VAERS (por sus siglas en inglés), el Reino Unido tiene la Tarjeta Amarilla y la Unión Europea tiene EudraVigilance.
Cualquiera puede presentar un reporte en estos sistemas, incluso si no está claro que la vacuna causó el problema. Los funcionarios de salud pública utilizan estos informes para detectar patrones que puedan indicar posibles problemas de seguridad o efectos secundarios.
Los tres sistemas establecen claramente que la información que registran puede no estar relacionada con la vacuna administrada, sino que, al contrario, podría ser una coincidencia.
A pesar de este dato, publicaciones en redes sociales presentan información de estos sistemas como evidencia para respaldar una afirmación sin fundamento de que las vacunas contra el COVID-19 dañan los embarazos. Un titular compartido en Instagram como un meme de captura de pantalla recibió más de 72.000 me gusta. Dice: “920 mujeres pierden sus embarazos después de vacunarse”.
El sitio web de VAERS dice: «Un reporte en VAERS generalmente no prueba que la vacuna o vacunas identificadas causaron el evento adverso descrito. Solo confirma que el evento reportado ocurrió algún tiempo después de que la vacuna fuera administrada. No se requiere prueba de que el evento fue causado por la vacuna para que VAERS acepte el reporte. VAERS acepta todos los reportes sin juzgar si el evento fue causado por la vacuna».
También vale la pena señalar que, en el caso de los datos de VAERS citados en el meme, la mayoría de los abortos espontáneos reportados ocurrieron en el primer trimestre.
Ese es el momento más común para que ocurra un aborto espontáneo y, según March of Dimes y la Clínica Mayo, alrededor del 10% al 20% de los embarazos conocidos terminan en aborto espontáneo. Sin embargo, el número real es probablemente mayor, ya que muchas mujeres no saben que están embarazadas en esa etapa temprana.
Más importante aún, no hay evidencia de que las vacunas contra el COVID-19 representen un riesgo para el embarazo.
Tanto los CDC como el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos han señalado que los datos sobre este tema son limitados, pero que no ha habido indicios de que las vacunas sean peligrosas para las personas embarazadas. Funcionarios de salud pública continúan recopilando información sobre el efecto de las vacunas en el embarazo para captar cualquier señal de seguridad que pueda producirse. (Traducido por Elena de la Cruz).
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