Políticos demócratas y republicanos condenaron los «racistas» y «divisivos» comentarios del presidente de EE.UU., Donald Trump, quien criticó la llegada de inmigrantes de algunos países como El Salvador y Haití, a los que consideró «agujeros de mierda».
«Los comentarios (del presidente) son desagradables, divisivos, elitistas y contrarrestan los valores de nuestra nación», consideró en un comunicado la legisladora Mia Love, la primera mujer afroamericana del Partido Republicano en ser elegida para el Congreso y cuyos padres huyeron de Haití en 1973.
Love exigió a Trump que emita inmediatamente una disculpa y defendió a sus padres, a los que consideró la encarnación del «sueño americano» y alabó por «haber trabajado duro, pagado sus impuestos y criado desde la nada a sus hijos para darles todas las oportunidades».
Dentro del Partido Republicano también expresaron repulsa el Senador por Oklahoma, James Lankford, y el gobernador de Ohio, John Kasich, una figura moderada dentro del partido y que compitió contra Trump en las primarias por la nominación republicana para las elecciones de 2016.
«Estados Unidos fue construido sobre la espalda de los inmigrantes de todas partes del mundo. Debemos honrar esa historia, no rechazarla», señaló Kasich en su perfil de Twitter.
Parte de los republicanos condenaron así los comentarios que Trump profirió durante un encuentro con legisladores en la Casa Blanca y del que se hizo eco el diario The Washington Post.
En concreto, Trump dijo: «¿Por qué tenemos a toda esta gente de países (que son un) agujero de mierda viniendo aquí?».
Según el Post, el presidente reaccionó así cuando dos senadores le plantearon un proyecto de ley migratorio que otorgaría visados a algunos de los ciudadanos de países que han sido retirados recientemente del programa de Estatus de Protección Temporal (TPS), como El Salvador, Haití, Nicaragua y Sudán.
Erosiona la Moral
Nada más hacerse públicos los comentarios, numerosos legisladores de la oposición demócrata criticaron al mandatario.
En un comunicado, la presidenta del Caucus Hispano del Congreso, la demócrata Michelle Luján Grisham, llamó al resto de legisladores, demócratas y republicanos, a rechazar con fuerza la declaración «vil» de Trump que «erosiona la fibra moral» que une al pueblo estadounidense.
«La declaración del presidente es vergonzosa, abominable, no es una casualidad y merece nuestra más enérgica condena. Debemos usar nuestras voces para garantizar que nuestra nación nunca regrese a los días en que los que la ignorancia, los prejuicios y el racismo dictaban nuestra toma de decisiones», dijo Luján Grisham.
En el mismo tono se posicionó el congresista demócrata Luis Gutiérrez, uno de los políticos hispanos más combativos en la defensa de los inmigrantes y que ha surgido como uno de los posibles candidatos para las elecciones presidenciales de 2020.
«Como estadounidense, me siento avergonzado por el presidente. Sus comentarios son decepcionantes e increíbles, pero no son una sorpresa. Siempre supimos que al presidente Trump no le gusta la gente de ciertos países o personas de ciertos colores», dijo Gutiérrez en un comunicado.
«Ahora -continuó- podemos decir con una confianza del 100 % que el presidente es un racista que no comparte los valores consagrados en nuestra Constitución o en nuestra Declaración de Independencia».
También condenaron los comentarios de Trump numerosas organizaciones defensoras de los inmigrantes como la Coalición pro Derechos del Inmigrante en Los Ángeles (CHIRLA), que tachó de «inaceptable» la actitud del presidente y consideró que su retórica es «más hiriente» cada día.
Además, la asociación haitiana American Haitian Foundation calificó de «ignorantes y racistas» las palabras de Trump.
Nacionalismo Blanco
La Unión para las Libertades Civiles en América (ACLU), uno de los grupos más importantes de EE.UU. en la defensa de los derechos civiles, consideró que Trump ha sido «honesto» a lo largo del tiempo sobre «el nacionalismo blanco que está tras sus políticas migratorias» y llamó al Congreso a actuar.
Como otras organizaciones, ACLU aprovechó para pedir al Congreso que de forma «urgente» apruebe una ley para regularizar la situación de los jóvenes indocumentados que llegaron a EE.UU. de niños y consiguieron frenar su deportación gracias a un programa llamado DACA, suspendido por Trump en septiembre.
Trump ha instado a los legisladores a encontrar una solución para los beneficiarios de DACA antes de marzo, pero condiciona su apoyo a la aprobación de otras duras propuestas migratorias, como acabar con el sistema de reunificación familiar y fondos para su muro con México.