Alberto García inmigrante procedente de El Salvador, Nancy R., originaria de México, y Antonio Caballero, de Honduras, no se conocen personalmente pero tienen muchas cosas en común. Los tres aseguran haber sido víctimas de abuso laboral por parte de malos empleadores en el condado de Suffolk, Nueva York.
Para Alberto, quien llegó a los Estados Unidos a finales del 2018, su primer trabajo se convirtió en la pesadilla de la que nadie le habló antes de migrar hacia la tierra de la libertad.
En entrevista exclusiva con NOTICIA, Alberto aseguró que en el pasado mes de noviembre fue empleado en un restaurante en Central Islip como auxiliar de cocina y se le asignó un salario de 11 dólares por hora, siendo su jornada de trabajo superior las 14 horas diarias, trabajando durante los tres primeros meses sin días de descanso.
Sin embargo, a finales de enero de este año un resfriado lo hace ausentarse del restaurante, dos días después regresa y se encuentra con que ha sido despedido. Alberto afirma haber llevado a su empleador documentos que mostraban una visita a un centro médico y las recomendaciones del doctor.
“Traté de hablar con mi jefe y explicarle todo lo que había pasado pero no quiso escucharme. El día que amanecí enfermo, llamé para informarle sobre mi ausencia, y aunque me dijeron que no había inconveniente, dos días después fui despedido”, denuncia el salvadoreño Alberto García.
Acosada en la factoría
En tanto, para la mexicana Nancy R. la historia no es tan diferente. Comienza a trabajar en una compañía de Holbrook siendo encargada del inventario y tras algunas semanas sufriendo el reiterado mal comportamiento del gerente, que llegaba a trabajar en estado de ebriedad, ella decide hablar con su jefe.
Pero el superior toma medidas en contra de Nancy y la remueve de su cargo dirigiéndola hacia el área de producción donde adquiere una alergia, producto del contacto con los químicos usados en la factoría para la fabricación de materia prima.
Pasados algunos meses y ante una vacante en el departamento de logística, le ofrecen a Nancy la posibilidad para que ocupe el puesto. Sin embargo, el salario continuó siendo el mismo pero ahora teniendo cantidad de responsabilidades por lo que ella decide preguntar por un ajuste salarial y aunque le aseguraron un acuerdo apropiado, el pago siguió siendo el mínimo.
Tiempo después, Nancy fue acusada por sus compañeras de esconder información esencial para la compañía y como castigo le fue recortado su tiempo de descanso (break). “Fui amenazada por ellas y mi jefe nunca me preguntó sobre las acusaciones en mi contra y mis días de trabajo se convirtieron en una persecución laboral”, nos confesó.
Tras las acusaciones nuevamente fue trasladada al área de producción hasta que finalmente y ante el constante acoso, Nancy salió de la compañía. “Fui castigada por acusaciones que no fueron comprobadas y mi jefe fue una persona poco profesional, asumió mi culpabilidad y nunca buscó una manera de resolverlo”, denunció la inmigrante mexicana.
Sin pago por falta de ‘Social’
El hondureño Antonio Caballero fue contratado por una empresa de eventos en Brentwood para que realizara un proyecto fotográfico. Él no firmó ningún contrato laboral porque aunque es un profesional en la rama de la fotografía, no tiene documentos legales para trabajar en EE.UU.
“Me reuní con la persona de Recursos Humanos en un restaurante y hablamos de las condiciones del empleo, acordamos 1,200 dólares por cada proyecto y serían 5 proyectos en tres meses”, declara Antonio.
Una vez terminado y entregado el trabajo, el empleador de Antonio le solicita llenar el formulario W9 pero al no tener un número de Seguro Social, el inmigrante centroamericano apenas pudo reunirse con la persona de Recursos Humanos quien le afirmó que el pago de sus proyectos solo se haría cuando él entregara el formulario previamente diligenciado.
“Pasé muchos días intentando que me pagaran pero nunca lo hicieron. Ellos siempre supieron que yo no tenía permiso para trabajar y aún así decidieron aceptarme en el proyecto”, se lamenta Antonio antes de informarnos de que su caso se encuentra en el Departamento de Labores de Nueva York.
Cómo defenderse de malos empleadores
Nancy Blanco, representante del Comité Centroamericano, al ser consultada en temas de abuso laboral como los sufridos por los inmigrantes indocumentados, nos indicó algunos de los pasos que pueden seguir las personas que sienten que han sido violados sus derechos como empleados.
“Yo les recomendaría que traten de recopilar toda clase de evidencia posible. Ya sean videos, mensajes, todo lo que sirva como prueba del abuso. No importa si es inmigrante con documentos legales o indocumentado, todas las personas tenemos derechos humanos y bajo esa premisa debemos ser tratados”, aseguró Blanco.
Por su parte, Lilliam Juárez, presidente y representante legal del Comité de Derechos Laborales, señaló, “Es muy importante que las personas conozcan los derechos que tienen en el lugar donde trabajan. También deben saber que en caso de que sus derechos sean vulnerados, pueden buscar ayuda en organizaciones que trabajan en pro de estos derechos o también pueden acudir a nosotros en la 91 N, Franklin St, 207, en Hempstead, NY, o llamando al teléfono (516) 565-5377”.
Cabe indicar que las trabajadores que son víctimas de malos empleadores en Long Island, también recurrir a las distintas organizaciones comunitarias cercanas donde pueden encontrar expertos abogados quienes pueden asesorarles.
Entre éstas organizaciones tenemos a Carecen (www.carecenny.org) y Se Hace Camino Nueva York (www.maketheroadny.org).
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