El presidente, Donald Trump, prevé anunciar el próximo martes su decisión sobre el plan migratorio conocido como DACA, proclamado por el exmandatario Barack Obama y que ha protegido de la deportación a 800.000 jóvenes indocumentados, según adelantó hoy la Casa Blanca.
La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, explicó en una rueda de prensa que Trump todavía está «finalizando» los detalles sobre qué hacer con DACA y que piensa dar a conocer su decisión el próximo martes, al término del puente festivo con motivo de la celebración del Labor Day en EEUU.
Poco antes de las declaraciones de Sanders, Trump había anticipado que iba a tomar una decisión sobre DACA «hoy o durante el fin de semana».
«En algún momento hoy o durante el fin de semana tendremos una decisión. La publicaremos en algún momento durante el fin de semana, tal vez esta tarde», adelantó Trump al ser preguntado al respecto en el Despacho Oval.
Sobre si los «dreamers» (soñadores), como se conoce a los jóvenes protegidos por DACA, deben estar preocupados, Trump comentó: «Amamos a los dreamers. Amamos a todo el mundo. Creemos que los dreamers son fantásticos».
En la misma línea, Sanders señaló durante su rueda de prensa que el presidente está trabajando «en la mejor decisión posible» sobre DACA y que quiere asegurarse de hacerlo «correctamente».
La portavoz no quiso responder a las preguntas sobre si Trump cree que los «dreamers», muchos de ellos llegados a EEUU de niños, tienen derecho a seguir viviendo y trabajando en el país, y acerca del papel del Congreso para solucionar la situación de los beneficiarios de DACA.
Según informó este jueves la cadena conservadora Fox, Trump prevé anunciar el final de DACA, pero permitir a sus beneficiarios quedarse en Estados Unidos hasta que expire su permiso de residencia, un plazo que podría ser de hasta dos años para aquellos que acaban de renovar su inscripción al programa.
En caso de que Trump decida acabar con DACA, una de las grandes incógnitas es si el Gobierno ordenará la deportación de los 800.000 jóvenes indocumentados que, gracias al programa, han podido frenar su expulsión, obtener un permiso temporal de trabajo y, en algunos estados, una licencia de conducir.
Trump puede acabar con DACA mediante una orden ejecutiva, el mismo mecanismo que Obama usó para promulgar el plan en 2012 con carácter temporal, pues el Congreso es el único que tiene capacidad para aprobar leyes y cambiar el sistema migratorio de Estados Unidos.
Durante la campaña electoral, Trump prometió que acabaría con DACA, aunque posteriormente, ya desde la Casa Blanca, reconoció que ese era «uno de los temas más difíciles» a los que tenía que hacer frente durante su Presidencia y aseguró que lo encararía «con corazón», sin dar más detalles.
El mandatario ha recibido una gran presión para acabar con DACA por parte de fiscales generales de diez estados conservadores, encabezados por Texas y que amenazaron con interponer antes del 5 de septiembre una demanda contra el Gobierno si no deroga el programa.
El fiscal general de Tennessee, el republicano Herbert Slatery, formaba parte del grupo que había amenazado a Trump, pero hoy en una carta enviada a los senadores de su estado, Lamar Alexander y Bob Corker, anunció que se retiraba debido a que considera que hay «un elemento humano» en DACA que debería tenerse en cuenta.
Mientras, en una entrevista radiofónica, el líder republicano Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes, pidió hoy a Trump que mantenga DACA, dado que, a su juicio, la situación de los beneficiarios del programa es «algo que el Congreso necesita arreglar».
Otros miembros del Congreso, tanto demócratas como republicanos, así como líderes empresariales y sociales, también están urgiendo a Trump que mantenga DACA.