El presidente, Donald Trump, logró colocar en el Tribunal Supremo a su nominada, la jueza conservadora Amy Barrett, y consolidar así la mayoría derechista para las décadas venideras en la corte más importante del país.
Barrett fue confirmada en la noche del lunes en el Senado y apenas una hora después juró el cargo en la Casa Blanca de la mano de su nuevo colega Clarence Thomas, considerado el juez más conservador -al menos hasta ahora- en el Alto Tribunal.
«Trabajaré sin ningún temor ni favor. Lo haré con independencia tanto de los poderes políticos como de mis propias preferencias», aseguró Barrett tras jurar el cargo en un breve discurso en el que tuvo palabras de agradecimiento tanto para Trump como para los senadores republicanos.
La ceremonia fue parecida a la de su nominación, hace justo un mes, en la que se propagó el coronavirus entre senadores, funcionarios y quizás el propio Trump, aunque esta vez los asistentes iban prácticamente todos con mascarillas y se sentaron guardando distancias.
La última de Trump
La confirmación de Barrett en el Senado llega tras un apresurado y polémico proceso que se inició el 18 de septiembre pasado con la muerte a los 87 años de la carismática jueza Ruth Bader Ginsburg, símbolo del feminismo y el progresismo.
Ante la posibilidad de perder tanto el Senado como la Casa Blanca en las elecciones de la semana que viene -como apuntan todos los sondeos-, Trump nominó a Barrett sin demora el 26 de septiembre, antes incluso de que fuera enterrada Ginsburg, cuyo deseo póstumo fue que su reemplazo lo eligiera el presidente salido de las urnas.
Los demócratas se opusieron a Barrett tal y como los republicanos se opusieron durante el último año de Barack Obama a confirmar a su nominado para el Supremo Merrick Garland, pero ahora, con minoría en el Senado acabaron por conceder que no podían hacer nada para evitarlo.
Finalmente 52 republicanos confirmaron este lunes a Barrett para su nuevo cargo vitalicio, mientras que 47 demócratas y la republicana Susan Collins (que se juega su reelección la próxima semana en el estado demócrata de Maine) votaron en contra.
Más conservador
Los republicanos aprovecharon así su control sobre el Ejecutivo y sobre el Senado para decantar aún más a su favor el Supremo, que con la llegada de Barrett queda con 6 magistrados conservadores y 3 progresistas.
Trump, de hecho, ha logrado confirmar en apenas cuatro años en el poder a tres de estos jueces, Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh y Barrett, algo muy inusual en un solo mandato.
El hecho de que estos cargos sean vitalicios y la juventud de los nuevos magistrados nominados por Trump inclina a la derecha la composición del Supremo probablemente durante décadas, con sus consecuentes decisiones en temas como el aborto, la salud pública y la inmigración.
Los conservadores, de hecho, consideran que la confirmación de Barrett es una «victoria histórica» para quienes se oponen al aborto, porque la jueza es contraria a ese derecho garantizado en EE.UU. desde 1973, aunque no ha querido aclarar si votaría para socavarlo.
Reforma del Supremo
Ante este panorama, son muchos los demócratas, sobre todo los más progresistas, que abogan por reformar el Alto Tribunal en caso de ganar el Ejecutivo y el Legislativo en las próximas elecciones, ampliando su composición actual de 9 jueces.
«Los republicanos hacen esto porque no creen que los demócratas tengamos las agallas para jugar duro como ellos. Y durante mucho tiempo han tenido razón. Pero no permitamos que intimiden a la gente haciéndoles pensar que su atropello es normal pero una respuesta no lo es. Existe un proceso legal para ampliar (el tribunal)», afirmó en Twitter la congresista Alexandria Ocasio-Cortez.
Sin embargo, el candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, no ha aclarado durante la campaña si es partidario de ampliar la corte, aunque sí ha dicho que formará una comisión para estudiar posibles reformas.
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