El estreno del presidente estadounidense, Donald Trump, y la crisis con Corea del Norte serán los platos fuertes de la Asamblea General de la ONU, que a partir de mañana convierte a Nueva York en el centro de la diplomacia mundial.
Se espera que más de 120 jefes de Estado y de Gobierno se den cita en Nueva York para participar no sólo en los debates de alto nivel de la Asamblea General, sino en algunas de las conferencias que se llevarán a cabo, así como reuniones bilaterales.
Además de Corea del Norte, la situación en Venezuela, Birmania, Siria, Libia, en varios conflictos africanos o el futuro del acuerdo nuclear con Irán estarán en el centro de las discusiones de los miles de representantes diplomáticos concentrados en la ciudad.
Sin embargo, la primera aparición de Trump ante los líderes mundiales es el acontecimiento que más expectación despierta. Su discurso está previsto para el martes, la jornada en la que se abren oficialmente los debates de la Asamblea General.
Muy crítico con la ONU y con un mensaje eminentemente nacionalista, el presidente estadounidense tendrá la oportunidad de dibujar su visión del mundo y sus grandes prioridades en el ámbito internacional.
La Casa Blanca aprovechará esta semana para insistir en la necesidad de reformas en el seno de Naciones Unidas, tras haber amenazado con un importante recorte de los fondos que aporta.
Trump presidirá el lunes una cumbre de jefes de Estado para impulsar cambios en la gestión de la ONU, un encuentro en el que también intervendrá el jefe de la organización, António Guterres.
El portugués, que también vivirá su primera Asamblea General en el cargo, ha propuesto una amplia agenda de reformas, en buena parte en busca de ganarse a EE.UU. y de gestionar la delicada relación con el nuevo inquilino de la Casa Blanca, que hace unos meses llegó a referirse a la ONU como un «club» de gente que se reúne para «pasárselo bien».
Trump, además, dio un duro golpe a Naciones Unidas al anunciar en junio que EE.UU. abandonará el Acuerdo de París sobre cambio climático, que la organización considera uno de sus grandes triunfos de los últimos años.
Esta semana, Guterres confió en que Trump traiga un mensaje constructivo a Naciones Unidas y recordó que ha estado haciendo todo lo posible para que las relaciones con Washington sean positivas.
En paralelo a los discursos de los líderes en la Asamblea General, la ONU será escenario de infinidad de reuniones paralelas para abordar tanto crisis y conflictos como prioridades más generales, desde el cambio climático al problema de los abusos sexuales cometidos por «cascos azules».
Entre los temas acuciantes, destaca el de Corea del Norte, que centrará buena parte de los encuentros bilaterales que habrá a lo largo de la semana.
El tema, que ha ocupado gran parte de los debates del Consejo de Seguridad en los últimos meses, será llevado de nuevo a la mesa de ese órgano de Naciones Unidas en una reunión ministerial que se celebrará el jueves.
El ministro de Exteriores norcoreano, Ri Yong-ho, vendrá a Nueva York y se reunirá, entre otros, con Guterres, que busca impulsar algún tipo de solución diplomática al conflicto. Su intervención en la Asamblea General está programada para el viernes.
Está por ver si las conversaciones sobre Corea del Norte se verán o no afectadas por la ausencia en la Asamblea General de dos actores clave: el presidente chino, Xi Jinping, y el ruso, Vladímir Putin.
Tampoco estará en Nueva York el líder venezolano, Nicolás Maduro, pero la situación en el país sí será abordada por otros.
Este lunes, Trump discutirá la cuestión en una cena con varios líderes latinoamericanos, mientras que el miércoles se reunirán los cancilleres del llamado Grupo de Lima, una docena de países americanos críticos con Maduro.
Entre otras cosas, en la cita se discutirá si se posterga la cumbre entre América Latina y la Unión Europea prevista para octubre en El Salvador, que la crisis venezolana ha dejado en el aire.