Estados Unidos celebra desde el 15 de Septiembre el Mes de la Herencia Hispana, con reconocimientos a la influencia profunda y positiva de millones de latinos en el país, aunque según expertos, este año no habría mucho para celebrar por la sensación de amenaza y hostilidad del llamado «Efecto Trump».
La retórica ofensiva del presidente Donald Trump, que llamó violadores a los mexicanos y se refirió a los inmigrantes como animales, ha calado profundamente en algunos sectores de la sociedad, declaró el investigador Vladimir Enrique Medenica, de la Universidad de Chicago.
El académico agregó que Trump incluso minimizó las muertes registradas en Puerto Rico por efecto de los huracanes, incrementó las deportaciones e insiste en separar a menores de sus padres indocumentados, «en violación flagrante» de la orden de un juez.
En su opinión, el «Efecto Trump» es la exposición a una acción y retórica ofensiva que hace que algunas personas se expresen de manera discriminatoria, «porque ven que el presidente no sufre ninguna consecuencia por sus dichos y hechos».
Debido a sus acciones se han producido reacciones hostiles de algunos de sus seguidores contra aquellos que hablan español en público, o manifiestan su orgullo de ser hispanos.
«Los latinos están bajo ataque en todo el país, literal y figurativamente hablando», dijo el doctor en política titulado de la Universidad de Princeton.
El profesor, hijo de inmigrantes mexicanos, lamentó que esto ocurra en momentos en que la Biblioteca del Congreso, la Fundación Nacional de las Humanidades, la Galería Nacional de Arte y la Institución Smithsonian, entre otras instituciones, vuelven a unirse para homenajearles.
Los hispanos han tenido una influencia «profunda y positiva» en el país, a través de su «fuerte compromiso con la familia, la fe, el trabajo duro y el servicio», señala la proclamación de los festejos.
Entre los galardonados por la Fundación de la Herencia Hispana de este año figura la monja católica Norma Pimentel, hija de inmigrantes mexicanos e integrante de las Misioneras de Jesús, a quien se entregó esta semana el premio al servicio por su trabajo con los inmigrantes en el Valle del Río Grande, frontera de Texas con México.
Este premio fue creado por la Casa Blanca en 1987, por el entonces presidente Ronald Reagan, para celebrar el establecimiento del Mes de la Herencia Hispana del 15 de septiembre al 15 de octubre.
No obstante, este año Donald Trump se ha mantenido en silencio y su despacho no ha transmitido siquiera la tradicional proclama presidencial sobre el Mes de la Hispanidad.
Según datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos, hay más de 57 millones de hispanos en el país (el 34,2 por ciento son inmigrantes y el 65,8 nacidos en territorio estadounidense), la minoría étnica más numerosa y en aumento constante que podría alcanzar en 2060 los 119 millones.
El profesor José Castro Urioste, un peruano nacido en Uruguay que llegó como estudiante de maestría y doctorado en 1988, y ha vivido la mitad de su existencia en Estados Unidos, dijo que «nunca fue fácil» ser hispano en el país.
Las actitudes y acciones hostiles que se observan «se han vuelto más visibles y corrientes», pero han sido históricas, señaló.
«El racismo siempre estuvo presente como un río subterráneo, y con el discurso de Trump se destapó y salió a la superficie», expresó el profesor de literatura latinoamericana de la Universidad Perdue en Indiana.
En su opinión, muchos estadounidenses se sienten amenazados por el cambio demográfico y cultural que implica el crecimiento de la comunidad inmigrante, y los prejuicios y temores fueron activados políticamente debido al discurso de Trump.
Sin embargo, dijo Castro, el crecimiento de la latinización de los EE.UU. es «imparable», y el uso del español que puede ser criticado hoy, será un requisito obligatorio en el futuro para todo el que busque trabajo.
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