La joven madre Lucero Muriel llegó a los Estados Unidos proveniente de Cali Colombia con un solo fin, ofrecer una mejor vida a sus hijos.
Los primeros años de su vida en el país norteamericano fueron como los de la mayoría de los inmigrantes, reconocimiento de la cultura, de los espacios y aprender a perfeccionar el idioma.
Ella, al igual que un gran número de inmigrantes contaba con un título profesional que respaldaba sus conocimientos académicos en Colombia y que le permitían mantener un flujo de vida cómodo. En el país sudamericano, ella era profesional en contabilidad con una especialización en administración empresarial. No obstante, “en la tierra de los sueños”, sus títulos solo eran pergaminos de papel.
Sin embargo Lucero, o Lucy como le llaman sus amigos más cercanos, decidió tomar una decisión más radical. Había dejado todo lo que conocía y en sus planes no estaba darse por vencida para mostrar sus capacidades profesionales.
Entonces decidió emprender un viaje de conocimiento, ya que estudiar era su única salida. Siendo madre y esposa, planeó sus movimientos para no desatender a su familia, ello sin renunciar a sus aspiraciones personales que se inclinaban fuertemente hacia el campo profesional.
“Siempre me he sentido una mujer fuerte, independiente y capaz de hacer todo lo que me propongo”, expresó Lucero Muriel durante la entrevista. “Quiero que mis hijos vean en mí un ejemplo, que vean que la vida no da tiempo para rendirnos, nos da tiempo para tomar un descanso -y de nosotros depende si prolongamos el descanso o si nos ponemos de pie para continuar hasta que llegue el próximo receso”.
Alcanzando metas
Con sus títulos colombianos enmarcados y decorando las paredes de su casa, Muriel empezó estudiando para convertirse en asistente de maestro, meta que alcanzó, por lo que ahora trabaja en una escuela primaria de Brentwood, en Long Island. Durante dos noches por semana, es profesora del programa para adultos de la High School de esa comunidad.
Las horas restantes en las que no se encuentra ejerciendo como profesional, las dedica a tomar sus clases universitarias para obtener su nuevo título como profesora bilingüe con énfasis en clases especiales y concentración en español. Así como cuidar de sus hijos a quienes busca darles el mejor de los ejemplos.
«Lo más difícil de este proceso es la falta de tiempo, en ocasiones me siento realmente cansada y me preocupa estar desatendiendo a mis hijos, mi hogar”, dijo. “Como madre debo cuidar de ellos procurando estar siempre que necesiten de mí. También sé que mi esfuerzo vale la pena y seguro que estarán orgullosos”.
A pesar de que los pronósticos sobre el futuro profesional de Lucero no brillaban como su nombre, ya que no hablaba inglés, desconocía casi por completo el funcionamiento del país al que había llegado en 2009, y algunas personas no dudaron en decirle que abandonara su idea de sobresalir en este país, ella tomó esta realidad negativa y la convirtió en el combustible que necesitaba para lograr sus objetivos de estabilidad económica, profesional y emocional.
“Quiero ser pionera para mis estudiantes del programa para adultos, para que no abandonen sus sueños y que puedan decir ‘¡Si se puede!’”, alentó Lucero.
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